Luciano Monteagudo
Página 12
Realizada a lo largo de doce años en Argentina, Bolivia, Perú y Cuba, con centenares de documentos y archivos consultados en todo el mundo, Che - Un hombre nuevo bien puede considerarse la biografía cinematográfica definitiva de Ernesto Guevara, un trabajo de investigación sin precedentes, que rescata innumerables materiales hasta ahora inéditos, no sólo de su faceta de hombre público, sino también del orden de lo privado: películas caseras, cintas magnetofónicas, textos, cartas y fotos familiares que no habían trascendido o sólo habían tenido circulación en ámbitos muy cerrados de Cuba. Hay una voluntad totalizadora en el film de Tristán Bauer que va más allá de la clásica celebración del Che como un hombre de acción y a la vez de reflexión, capaz de hacer de la teoría revolucionaria una praxis y de la praxis una nueva reformulación teórica.
jueves, 30 de diciembre de 2010
martes, 21 de diciembre de 2010
2012 (tráiler)
Siglos atrás, los mayas nos dejaron un calendario, con una fecha que predecía claramente el final y todo lo que ello conlleva. Desde entonces, los astrólogos la han descubierto, los numerólogos han encontrado las pautas que la predicen, los geólogos dicen que la tierra tiene los días contados; incluso los científicos de los gobiernos no pueden negar el cataclismo de proporciones épicas que espera a la tierra en 2012. Una profecía que comenzó con los mayas ha sido ahora contada, discutida, desglosada y examinada. En el año 2012 lo sabremos, hemos sido prevenidos.
martes, 14 de diciembre de 2010
"Hermano", de Marcel Rasquin, gana en el Festival de La Habana
La cinta venezolana Hermano, de Marcel Rasquin, fue galardonada con el Coral en el 32 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana con el Premio Especial del Jurado en la categoría de óperas primas.
En este Festival de La Habana el primer premio en el renglón Opera Prima fue a manos del mexicano Pedro González-Rubio por el film Alamar. El segundo fue para la peruana Octubre, de Daniel y Diego Vega, y el tercero para Del amor y otros demonios, de Hilda Hidalgo, de Costa Rica.
El 2010 ha sido un año de consagración para la ópera prima del cineasta Marcel Rasquin que narra la historia de dos hermanos de crianza, a quienes se les presenta la oportunidad de cambiar sus vidas y salir de la pobreza cuando un cazatalentos les invita a probarse en el endecacampeón de Venezuela, el Caracas Fútbol Club.
Hermano viene de conquistar el Colón de Oro al mejor largometraje del 36 Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, también recibió el premio San Jorge de Oro en el XXXII Festival Internacional de Cine de Moscú, y el de popularidad del público en Los Ángeles Latino International Film Festival.
martes, 30 de noviembre de 2010
Todo listo para 32 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana
La edición número 32 del Festival Internacional de Cine Latinoamericano, que se realizará en la capital de Cuba, La Habana, ya tiene todo listo para iniciar el próximo jueves.
Según informó la portal web del evento, el festival se propone “reconocer y difundir las obras cinematográficas que contribuyan, a partir de su significación y de sus valores artísticos, al enriquecimiento y reafirmación de la identidad cultural latinoamericana y caribeña”.
Con este objetivo, se convoca anualmente a los categorías de Ficción, Documental y Animación, Operas Primas, Guiones Inéditos y Carteles, y de forma paralela, también se organizan encuentros y seminarios sobre diversos temas de interés cultural, en especial, el cinematográfico.
Hasta ahora, el programa del Festival ha seleccionado una amplia y representativa muestra de cine contemporáneo proveniente de América Latina y distintos países del resto del mundo.
Según informó la portal web del evento, el festival se propone “reconocer y difundir las obras cinematográficas que contribuyan, a partir de su significación y de sus valores artísticos, al enriquecimiento y reafirmación de la identidad cultural latinoamericana y caribeña”.
Con este objetivo, se convoca anualmente a los categorías de Ficción, Documental y Animación, Operas Primas, Guiones Inéditos y Carteles, y de forma paralela, también se organizan encuentros y seminarios sobre diversos temas de interés cultural, en especial, el cinematográfico.
Hasta ahora, el programa del Festival ha seleccionado una amplia y representativa muestra de cine contemporáneo proveniente de América Latina y distintos países del resto del mundo.
jueves, 25 de noviembre de 2010
miércoles, 3 de noviembre de 2010
"Yo soy guerrillera de las Farc": Tanja Nijmeijer
Por Camilo Jiménez
Semana
La cadena radial holandesa "Radio Nederland" publicó el segundo video de la entrevista exclusiva a la guerrillera holandesa Tanja Nijmeijer, quien aparece por primera vez desde 2003 ante una cámara de televisión. El material pertenece al periodista colombiano Jorge Enrique Botero.
La cadena radial holandesa “Radio Nederland” publicó hoy a medio día (hora holandesa) un video exclusivo en el que aparece la guerrillera holandesa Tanja Nijmeijer por primera vez desde 2003 ante una cámara de televisión. El material pertenece al periodista colombiano Jorge Enrique Botero.
Semana
La cadena radial holandesa "Radio Nederland" publicó el segundo video de la entrevista exclusiva a la guerrillera holandesa Tanja Nijmeijer, quien aparece por primera vez desde 2003 ante una cámara de televisión. El material pertenece al periodista colombiano Jorge Enrique Botero.
La cadena radial holandesa “Radio Nederland” publicó hoy a medio día (hora holandesa) un video exclusivo en el que aparece la guerrillera holandesa Tanja Nijmeijer por primera vez desde 2003 ante una cámara de televisión. El material pertenece al periodista colombiano Jorge Enrique Botero.
sábado, 30 de octubre de 2010
Tráiler del documental "Más cerca de Tanja"
"Más cerca de Tanja" se realizó entre 2008 y 2010 y narra, a través de su madre y su hermana, la búsqueda de Tanja Nijmeijer en las selvas colombianas.
martes, 5 de octubre de 2010
Dice Bauer que su filme ofrece nueva mirada sobre el Che
El documental “Che. Un hombre nuevo”, que este jueves se estrenará simultáneamente en Argentina y Cuba, es resultado de una investigación de 12 años, en la que se ofrece una nueva mirada hacia la intimidad del legendario revolucionario.
En entrevista con la agencia alemana DPA, Bauer expone que no hay testimonios de terceros en el filme, y que decidió privilegiar la voz del Guerrillero Heroico mediante sus diarios y correspondencia, fotos e imágenes de archivo, que incluyen originales de cámara sin editar cedidos por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
En entrevista con la agencia alemana DPA, Bauer expone que no hay testimonios de terceros en el filme, y que decidió privilegiar la voz del Guerrillero Heroico mediante sus diarios y correspondencia, fotos e imágenes de archivo, que incluyen originales de cámara sin editar cedidos por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
viernes, 1 de octubre de 2010
La fundación de una república
Sesenta aniversario de la República Popular China
Por José Luis Urraca Casal
Un mundo de cine
Épica, historia y thriller político
La industria cinematográfica china ha querido rendir homenaje a la Republica Popular de su país con motivo del 60 aniversario de su fundación, estrenando el pasado mes de septiembre la película The founding of a Republic (La fundación de una República). Una audaz superproducción que recorre los años de guerra civil que enfrentaron a nacionalistas y comunistas tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Para interpretar a Mao Zedong o Chiang Kai Schek, así como al resto de protagonistas de la historia han participado más de 170 grandes estrellas nacionales, desde Jackie Chan a Jet Lee, un hecho insólito hasta ahora en la cinematografía china.
El cine chino ha querido de nuevo dejar constancia de su historia de cara, sobre todo, a ilustrar a sus nuevas generaciones. Si a comienzos de año hacíamos referencia al film Ciudad de vida o muerte, premiado en el Festival de Cine de San Sebastián, el cual rescata para la memoria uno de los episodios más dramáticos de la invasión japonesa de China, la masacre de Nanking, ahora la industria cinematográfica de este país ha querido sumarse a la celebración del 60 aniversario de la creación de la República Popular (la cual tuvo lugar el 1 de octubre de 1949) contribuyendo con un film histórico donde aparece lo más granado de sus actores.
Por José Luis Urraca Casal
Un mundo de cine
Épica, historia y thriller político
La industria cinematográfica china ha querido rendir homenaje a la Republica Popular de su país con motivo del 60 aniversario de su fundación, estrenando el pasado mes de septiembre la película The founding of a Republic (La fundación de una República). Una audaz superproducción que recorre los años de guerra civil que enfrentaron a nacionalistas y comunistas tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Para interpretar a Mao Zedong o Chiang Kai Schek, así como al resto de protagonistas de la historia han participado más de 170 grandes estrellas nacionales, desde Jackie Chan a Jet Lee, un hecho insólito hasta ahora en la cinematografía china.
El cine chino ha querido de nuevo dejar constancia de su historia de cara, sobre todo, a ilustrar a sus nuevas generaciones. Si a comienzos de año hacíamos referencia al film Ciudad de vida o muerte, premiado en el Festival de Cine de San Sebastián, el cual rescata para la memoria uno de los episodios más dramáticos de la invasión japonesa de China, la masacre de Nanking, ahora la industria cinematográfica de este país ha querido sumarse a la celebración del 60 aniversario de la creación de la República Popular (la cual tuvo lugar el 1 de octubre de 1949) contribuyendo con un film histórico donde aparece lo más granado de sus actores.
martes, 28 de septiembre de 2010
Una película rescatada en el festival de Pyongyang
Philippe Pons
Le Monde
Traducido por Juan Vivanco
China ha ocupado el puesto de honor en el XII Festival Internacional de Cine de Pyongyang, celebrado del 17 al 24 de septiembre, con la película Ir a pie a la escuela del realizador Peng Xin, que ha recibido el primer premio. Francia también ha sido agraciada con el Premio Especial del Comité de Organización a la coproducción franco-norcoreana Moranbong.
El discreto acontecimiento festivalero, muy distinto de los espectáculos con alfombra roja y desfile de estrellas, es una ocasión de «ver películas que no se proyectan en otras partes y conocer a cineastas que no acuden a los grandes festivales», comenta Derek Elley, crítico de Film Business Asia, que ha presidido el jurado. Y que lo diga: el plato fuerte del Festival de Pyongyang ha sido un «estreno»… que los coreanos llevaban esperando medio siglo: la proyección de Moranbong, realizada en 1958 por Jean-Claude Bonnardot con guión de Armand Gatti.
Apenas terminó el montaje de la película en Francia, se prohibió su distribución y su exportación porque «dejaba en mal lugar a las tropas de la ONU» que habían luchado en la guerra de Corea (1950-1953). La prohibición se levantó en 1964, pero la película no llegó a estrenarse en la República Popular Democrática de Corea (RPDC).
La aventura de Moranbong
El largometraje traslada a la época moderna una famosa leyenda coreana, la Historia de Chunhyang, que cuenta los amores contrariados de dos amantes. La leyenda inspiró un pansori, ópera popular coreana en la que un narrador cuenta, canta e interpreta una historia. En la película, la guerra separa a los dos amantes. Rodada en Corea con unos medios técnicos importantes para la época y actores coreanos, Moranbang es en sí misma una aventura. Jean-Jacques Hocquard, director del centro de creación cultural La Parole Errante, encontró una copia en 2008 y el guión de Armand Gatti en versión coreana ―el original se ha perdido―. La película fue el fruto de una escapada a la RPDC de los realizadores, acompañados, entre otros, por los cineastas Claude Lansmann ―que cuenta este viaje en Le Lièvre de Patagonie― y Chris Marker. ¿Qué andaban buscando allí, en China y después en Cuba? «Ante todo, una ruptura con el modelo soviético», escribe Chris Marker en la edición coreana (1997) de su libro Coréennes.
Moranbang ha sorprendido un poco al público. «El pansori no es un arte de masas, y los espectadores, al parecer, conocían mal algunos de los episodios bélicos que se presentan en la película», comenta Jérémy Segay, de La Quinzaine des réalisateurs, que trabaja en un documental sobre la historia insólita de esta película: la primera coproducción entre la RPDC y un país no comunista que, por añadidura, es el único miembro de la Unión Europea que aún no ha establecido relaciones diplomáticas con Pyongyang.
Le Monde
Traducido por Juan Vivanco
China ha ocupado el puesto de honor en el XII Festival Internacional de Cine de Pyongyang, celebrado del 17 al 24 de septiembre, con la película Ir a pie a la escuela del realizador Peng Xin, que ha recibido el primer premio. Francia también ha sido agraciada con el Premio Especial del Comité de Organización a la coproducción franco-norcoreana Moranbong.
El discreto acontecimiento festivalero, muy distinto de los espectáculos con alfombra roja y desfile de estrellas, es una ocasión de «ver películas que no se proyectan en otras partes y conocer a cineastas que no acuden a los grandes festivales», comenta Derek Elley, crítico de Film Business Asia, que ha presidido el jurado. Y que lo diga: el plato fuerte del Festival de Pyongyang ha sido un «estreno»… que los coreanos llevaban esperando medio siglo: la proyección de Moranbong, realizada en 1958 por Jean-Claude Bonnardot con guión de Armand Gatti.
Apenas terminó el montaje de la película en Francia, se prohibió su distribución y su exportación porque «dejaba en mal lugar a las tropas de la ONU» que habían luchado en la guerra de Corea (1950-1953). La prohibición se levantó en 1964, pero la película no llegó a estrenarse en la República Popular Democrática de Corea (RPDC).
La aventura de Moranbong
El largometraje traslada a la época moderna una famosa leyenda coreana, la Historia de Chunhyang, que cuenta los amores contrariados de dos amantes. La leyenda inspiró un pansori, ópera popular coreana en la que un narrador cuenta, canta e interpreta una historia. En la película, la guerra separa a los dos amantes. Rodada en Corea con unos medios técnicos importantes para la época y actores coreanos, Moranbang es en sí misma una aventura. Jean-Jacques Hocquard, director del centro de creación cultural La Parole Errante, encontró una copia en 2008 y el guión de Armand Gatti en versión coreana ―el original se ha perdido―. La película fue el fruto de una escapada a la RPDC de los realizadores, acompañados, entre otros, por los cineastas Claude Lansmann ―que cuenta este viaje en Le Lièvre de Patagonie― y Chris Marker. ¿Qué andaban buscando allí, en China y después en Cuba? «Ante todo, una ruptura con el modelo soviético», escribe Chris Marker en la edición coreana (1997) de su libro Coréennes.
Moranbang ha sorprendido un poco al público. «El pansori no es un arte de masas, y los espectadores, al parecer, conocían mal algunos de los episodios bélicos que se presentan en la película», comenta Jérémy Segay, de La Quinzaine des réalisateurs, que trabaja en un documental sobre la historia insólita de esta película: la primera coproducción entre la RPDC y un país no comunista que, por añadidura, es el único miembro de la Unión Europea que aún no ha establecido relaciones diplomáticas con Pyongyang.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Un film ressuscité au festival de Pyongyang
Philippe Pons
Le Monde
La Chine a été à l'honneur du 12e Festival international du film de Pyongyang, qui s'est tenu du 17 au 24 septembre, avec le film Aller à l'école à pied, du réalisateur Peng Xin, qui a reçu le premier prix. La France n'a pas été de reste avec le Prix spécial du comité d'organisation à une coproduction franco-nord-coréenne, Moranbong.
Le discret événement festivalier, qui n'a rien des spectacles à tapis rouge et à ballet de vedettes, est l'occasion de "voir des films que l'on ne présente pas ailleurs et de rencontrer des cinéastes qui ne fréquentent pas les grands festivals", commente Derek Elley, critique de Film Business Asia, qui a présidé le jury. On ne saurait si bien dire : le Festival de Pyongyang aura été marqué par une "première"... attendue depuis un demi-siècle par les Coréens : la projection de Moranbong, réalisé en 1958 par Jean-Claude Bonnardot sur un scénario d'Armand Gatti.
A peine monté en France, le film fut interdit à la distribution et à l'exportation : il présentait "sous un jour peu favorable les troupes de l'ONU" ayant combattu pendant la guerre de Corée (1950-1953). L'interdiction fut levée en 1964, mais le film n'avait jamais été présenté en République populaire démocratique de Corée (RPDC).
Le Monde
La Chine a été à l'honneur du 12e Festival international du film de Pyongyang, qui s'est tenu du 17 au 24 septembre, avec le film Aller à l'école à pied, du réalisateur Peng Xin, qui a reçu le premier prix. La France n'a pas été de reste avec le Prix spécial du comité d'organisation à une coproduction franco-nord-coréenne, Moranbong.
Le discret événement festivalier, qui n'a rien des spectacles à tapis rouge et à ballet de vedettes, est l'occasion de "voir des films que l'on ne présente pas ailleurs et de rencontrer des cinéastes qui ne fréquentent pas les grands festivals", commente Derek Elley, critique de Film Business Asia, qui a présidé le jury. On ne saurait si bien dire : le Festival de Pyongyang aura été marqué par une "première"... attendue depuis un demi-siècle par les Coréens : la projection de Moranbong, réalisé en 1958 par Jean-Claude Bonnardot sur un scénario d'Armand Gatti.
A peine monté en France, le film fut interdit à la distribution et à l'exportation : il présentait "sous un jour peu favorable les troupes de l'ONU" ayant combattu pendant la guerre de Corée (1950-1953). L'interdiction fut levée en 1964, mais le film n'avait jamais été présenté en République populaire démocratique de Corée (RPDC).
viernes, 24 de septiembre de 2010
Lula, el hijo de Barreto
El primer presidente de izquierda del gigante latinoamericano no tuvo que esperar a ser un mito para llegar a la pantalla grande. La película "Lula, el hijo de Brasil" relata la primera etapa de la azarosa vida de este ex inmigrante nordestino, obrero y sindicalista.
Por Fabiana Frayssinet
IPS
El filme, que muestra "la odisea de una familia igual a la de otras tantas familias pobres del país" según las palabras de su director, Fabio Barreto, ya despertó una expectativa inusual antes de su estreno, previsto para el 1 de enero. Retrata los primeros 35 años de la vida del presidente de Brasil, en pleno ejercicio del poder hasta enero del 2011.
Va desde su nacimiento el 27 de octubre de 1945, en la pequeña aldea de Garanhuns, en el noroccidental estado de Pernambuco, hasta la década del '80, cuando ya líder de importantes huelgas sindicales del poderoso sector metalúrgico del cordón industrial de Sao Paulo, el llamado "ABC paulista", es llevado preso por la dictadura militar (1964-1985).
La fecha, según la sinopsis, marca también la muerte de una persona "extremadamente influyente" en la vida de Lula. La de su madre, Doña Lindú (Euridice Ferreira de Mello), una mujer simple y analfabeta que crió ocho hijos sola bajo el lema "En esta familia nadie va a ser ladrón o prostituta".
"El resto todo el mundo lo conoce: La fundación del PT (Partido de los Trabajadores), su carrera política hacia la presidencia", señala a IPS Barreto, director entre otras de la película "El cuarteto", candidata al Oscar como mejor filme extranjero en 1996.
Por Fabiana Frayssinet
IPS
El filme, que muestra "la odisea de una familia igual a la de otras tantas familias pobres del país" según las palabras de su director, Fabio Barreto, ya despertó una expectativa inusual antes de su estreno, previsto para el 1 de enero. Retrata los primeros 35 años de la vida del presidente de Brasil, en pleno ejercicio del poder hasta enero del 2011.
Va desde su nacimiento el 27 de octubre de 1945, en la pequeña aldea de Garanhuns, en el noroccidental estado de Pernambuco, hasta la década del '80, cuando ya líder de importantes huelgas sindicales del poderoso sector metalúrgico del cordón industrial de Sao Paulo, el llamado "ABC paulista", es llevado preso por la dictadura militar (1964-1985).
La fecha, según la sinopsis, marca también la muerte de una persona "extremadamente influyente" en la vida de Lula. La de su madre, Doña Lindú (Euridice Ferreira de Mello), una mujer simple y analfabeta que crió ocho hijos sola bajo el lema "En esta familia nadie va a ser ladrón o prostituta".
"El resto todo el mundo lo conoce: La fundación del PT (Partido de los Trabajadores), su carrera política hacia la presidencia", señala a IPS Barreto, director entre otras de la película "El cuarteto", candidata al Oscar como mejor filme extranjero en 1996.
jueves, 9 de septiembre de 2010
Un día en la vida de Corea del Norte
martes, 7 de septiembre de 2010
Película sobre el "Che" obtuvo premio en Festival de cine de Montreal
El filme del realizador argentino Tristán Bauer está alimentado de archivos privados de la esposa del Che, Aleida March, y de otros materiales audiovisuales que le suministró al cineasta el presidente Evo Morales, en cuyo país fue asesinado el líder revolucionario.
La película "Che. Un hombre nuevo", del director de cine argentino Tristán Bauer, obtuvo el Premio al Mejor Film Documental, otorgado por el voto del público, durante el Festival Internacional de Cine de Montreal, realizado en esa ciudad de Canadá desde el 26 de agosto y el 6 de septiembre.
"Che. Un hombre nuevo", se disputó el galardón con 50 películas en la sección Documentales del Mundo.
El Premio al Mejor Film Documental es otorgado por el público, y en ese sentido, la película del cineasta argentino en las tres oportunidades que fue presentada durante el festival, colmó las salas de espectadores.
De hecho, ante el efecto que el filme generó en el público, los organizadores del evento tuvieron que agregar una proyección suplementaria el día de la clausura del Festival.
La película "Che. Un hombre nuevo", del director de cine argentino Tristán Bauer, obtuvo el Premio al Mejor Film Documental, otorgado por el voto del público, durante el Festival Internacional de Cine de Montreal, realizado en esa ciudad de Canadá desde el 26 de agosto y el 6 de septiembre.
"Che. Un hombre nuevo", se disputó el galardón con 50 películas en la sección Documentales del Mundo.
El Premio al Mejor Film Documental es otorgado por el público, y en ese sentido, la película del cineasta argentino en las tres oportunidades que fue presentada durante el festival, colmó las salas de espectadores.
De hecho, ante el efecto que el filme generó en el público, los organizadores del evento tuvieron que agregar una proyección suplementaria el día de la clausura del Festival.
jueves, 2 de septiembre de 2010
Película del Festival de Cine de Venecia denuncia opresión israelí a palestinos
''Miral'', una co-producción de cuatro países, desarrolla una historia palestina contada por un estadounidense de origen israelí. Julian Schnabel, realizador de la obra audiovisual, ha afirmado en torno a los puntos de tensión que mantienen lejos la paz del medio oriente que "no hay una solución militar a ese conflicto".
La película "Miral" del director estadounidense Julian Schnabel, una de los filmes que participa en el festival de cine de Venecia, aporta un particular ángulo sobre la opresión de Israel a los territorios palestinos.
"Miral" es la historia de una niña palestina que vive en un orfanato ubicado en Jerusalén, en el año 1948.
La disputa por Jerusalén es uno de los puntos que mantiene el conflicto entre Israel y Palestina. Mientras Tel Aviv, pretende anexarse la Jerusalén occidental "y tomarla toda para judaizarla", como lo ha expresado el analista George Zade, los palestinos la consideran como su capital.
El orfanato donde vivía la niña palestina de la película, se creó para acoger a las víctimas infantiles del conflicto árabe-israelí derivado desde la declaración del Estado de Israel en 1948.
Antes del estreno de la película, el realizador, Julian Schnabel, expresó en entrevista a medios internacionales que el conflicto entre israelíes y palestinos "es una gran parte de mi vida".
Julian Schnabel nació en Brooklyn, Nueva York, tres años después de la creación del Estado de Israel. Ese conflicto "me toca precisamente porque soy un judío estadounidense", subrayó Schnabel.
La película es protagonizada por Freida Pinto, actriz india que se dio a conocer con la película "Slum dog millonaire".
La propuesta de Schnabel completa su reparto con Vanessa Redgrave y William Dafoe, entre otras grandes figuras.
El filme está basado en la novela de la escritora palestina Rula Jebreal. La protagonista destaca en el orfanato por su inteligencia y compromiso. A medida que crece, la joven vuelca estas cualidades en su dedicación a la causa palestina hasta convertirse en una líder.
Telesur
La película "Miral" del director estadounidense Julian Schnabel, una de los filmes que participa en el festival de cine de Venecia, aporta un particular ángulo sobre la opresión de Israel a los territorios palestinos.
"Miral" es la historia de una niña palestina que vive en un orfanato ubicado en Jerusalén, en el año 1948.
La disputa por Jerusalén es uno de los puntos que mantiene el conflicto entre Israel y Palestina. Mientras Tel Aviv, pretende anexarse la Jerusalén occidental "y tomarla toda para judaizarla", como lo ha expresado el analista George Zade, los palestinos la consideran como su capital.
El orfanato donde vivía la niña palestina de la película, se creó para acoger a las víctimas infantiles del conflicto árabe-israelí derivado desde la declaración del Estado de Israel en 1948.
Antes del estreno de la película, el realizador, Julian Schnabel, expresó en entrevista a medios internacionales que el conflicto entre israelíes y palestinos "es una gran parte de mi vida".
Julian Schnabel nació en Brooklyn, Nueva York, tres años después de la creación del Estado de Israel. Ese conflicto "me toca precisamente porque soy un judío estadounidense", subrayó Schnabel.
La película es protagonizada por Freida Pinto, actriz india que se dio a conocer con la película "Slum dog millonaire".
La propuesta de Schnabel completa su reparto con Vanessa Redgrave y William Dafoe, entre otras grandes figuras.
El filme está basado en la novela de la escritora palestina Rula Jebreal. La protagonista destaca en el orfanato por su inteligencia y compromiso. A medida que crece, la joven vuelca estas cualidades en su dedicación a la causa palestina hasta convertirse en una líder.
Telesur
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Vancouver Latin American Film Festival tells Colombia's rich stories
By Janet Smith
Colombia remains largely an enigma to North Americans, often represented by fleeting clichés of drug wars and guerilla violence. The real complexities of the country are rarely revealed through the nightly newscasts, let alone on celluloid.
But all that is about to change at this year’s Vancouver Latin American Film Festival, which runs Thursday (September 2) to September 12. The event features several key titles from that country’s exciting new wave of directors. The diverse offerings range from fest opener The Wind Journeys, which follows a veteran accordion player as he crosses the Caribbean region with his seemingly possessed instrument, to Crab Trap, about a conflict between remote Pacific Coast villagers and landowners who want to build a beach resort.
One of the filmmakers who most sweepingly captures the place, its people, and its complicated past is Carlos Gaviria, whose Portraits in a Sea of Lies travels from Bogotá to the lush far reaches of the country in a beat-up orange Renault 4. Along the way, the central duo, upbeat photographer Jairo and his mute cousin Marina, are faced with not only the breathtaking beauty of their country but the violence of its past and present.
“Colombia is a country with a lot of stories to tell,” the congenial director tells the Georgia Straight from Los Angeles, where he’s visiting friends. “We’ve had civil war for, well, all my life, so this is a country where more things happen in one day than for one month in Canada! And I’m amazed at the amount of stories that come out.
“It’s like there are two or three different countries inside. The north, where we go in my film, is very Caribbean; it’s much more African-American and the music is very different. In the south, the music and the culture are more Indian.”
That’s not even mentioning the visual riches of Colombia’s diverse terrain, which spans the arid cowboy ranges of Wind Journeys, the mangrove lagoons of Crab Trap, and the emerald-carpeted mountains of Gaviria’s Portraits. (Schedules for these and other movies, products of countries ranging from Brazil to Mexico, are on the VLAFF's Web site.)
Though only about a dozen films got made in Colombia in 2009, Gaviria says that is up significantly from the handful produced in previous years, when the government was less supportive. “And the amazing thing is that most of those 12 films are doing really well at festivals around the world,” points out Gaviria, whose own film was accepted at Berlin and Montreal and has nabbed awards at the Guadalajara and Cartagena festivals.
Gaviria, who received his master’s of fine art at New York University and has worked in film and TV both in the U.S. and Colombia, says making his first feature film in his home country was akin to “swimming across the Atlantic: you have to just think about getting to the other side”.
More money is available for films from the government these days, but the process is still extremely low-budget, meaning directors have to get creative. Portraits’ visual artistry belies the fact that Gaviria uses professional lights in only one scene; otherwise, he made do by putting clear plastic instead of a roof over a shanty that is a key location in the movie, and he actually opened a hole in the top of the Renault to shoot its interiors with enough light. In the remote areas where his small crew filmed, the team didn’t have electricity, using generators to charge the camera batteries each night.
When Gaviria returned to his home country from the U.S. about seven years ago, he already had a script reflecting the nostalgia he had for Colombia while living abroad. But the harsh realities of the place, the homeless surviving on the streets of his hometown of Bogotá, soon confronted him. “When you live somewhere, you think it’s the centre of the world. Then when you go someplace else for a long time and come back, you see you’re in a country that’s very different, very abnormal.”
He began interviewing people who had been displaced, tapping into the personal stories behind a massive problem that has plagued the country for decades. The United Nations estimates that more than three million people have had to abandon their homes in Colombia, forced out by guerrillas, paramilitaries, or violence, and thrown into destitution; other groups put the number higher, at 4.5 million. Colombia’s displacement is so bad it ranks alongside war-ravaged areas like Iraq and Somalia.
The result of Gaviria’s research was that he made his lead character Marina—played by Canadian-trained actor Paola Baldion (who will attend both screenings Monday and Wednesday [September 6 and 8] at the Pacific Cinémathèque)—a displaced person who is travelling with her cousin to reclaim the land taken from them by militia after a massacre.
Still, Gaviria wanted to keep the movie humanistic and, at times, funny: the wheeler-dealer Jairo staves off corrupt soldiers by taking Polaroids of them in a Mexican sombrero. “I didn’t want the film to become about the violence,” Gaviria says. “It’s my very honest feelings about my country. At the beginning, I didn’t intend to make a political movie, and I’m very surprised at how politically charged it is.”
Compelling politics, it seems, will provide more rich material as Colombia’s movie scene continues to expand. Its dedicated filmmakers will never be short of subjects—even if they are short of lights or electricity.
Colombia remains largely an enigma to North Americans, often represented by fleeting clichés of drug wars and guerilla violence. The real complexities of the country are rarely revealed through the nightly newscasts, let alone on celluloid.
But all that is about to change at this year’s Vancouver Latin American Film Festival, which runs Thursday (September 2) to September 12. The event features several key titles from that country’s exciting new wave of directors. The diverse offerings range from fest opener The Wind Journeys, which follows a veteran accordion player as he crosses the Caribbean region with his seemingly possessed instrument, to Crab Trap, about a conflict between remote Pacific Coast villagers and landowners who want to build a beach resort.
One of the filmmakers who most sweepingly captures the place, its people, and its complicated past is Carlos Gaviria, whose Portraits in a Sea of Lies travels from Bogotá to the lush far reaches of the country in a beat-up orange Renault 4. Along the way, the central duo, upbeat photographer Jairo and his mute cousin Marina, are faced with not only the breathtaking beauty of their country but the violence of its past and present.
“Colombia is a country with a lot of stories to tell,” the congenial director tells the Georgia Straight from Los Angeles, where he’s visiting friends. “We’ve had civil war for, well, all my life, so this is a country where more things happen in one day than for one month in Canada! And I’m amazed at the amount of stories that come out.
“It’s like there are two or three different countries inside. The north, where we go in my film, is very Caribbean; it’s much more African-American and the music is very different. In the south, the music and the culture are more Indian.”
That’s not even mentioning the visual riches of Colombia’s diverse terrain, which spans the arid cowboy ranges of Wind Journeys, the mangrove lagoons of Crab Trap, and the emerald-carpeted mountains of Gaviria’s Portraits. (Schedules for these and other movies, products of countries ranging from Brazil to Mexico, are on the VLAFF's Web site.)
Though only about a dozen films got made in Colombia in 2009, Gaviria says that is up significantly from the handful produced in previous years, when the government was less supportive. “And the amazing thing is that most of those 12 films are doing really well at festivals around the world,” points out Gaviria, whose own film was accepted at Berlin and Montreal and has nabbed awards at the Guadalajara and Cartagena festivals.
Gaviria, who received his master’s of fine art at New York University and has worked in film and TV both in the U.S. and Colombia, says making his first feature film in his home country was akin to “swimming across the Atlantic: you have to just think about getting to the other side”.
More money is available for films from the government these days, but the process is still extremely low-budget, meaning directors have to get creative. Portraits’ visual artistry belies the fact that Gaviria uses professional lights in only one scene; otherwise, he made do by putting clear plastic instead of a roof over a shanty that is a key location in the movie, and he actually opened a hole in the top of the Renault to shoot its interiors with enough light. In the remote areas where his small crew filmed, the team didn’t have electricity, using generators to charge the camera batteries each night.
When Gaviria returned to his home country from the U.S. about seven years ago, he already had a script reflecting the nostalgia he had for Colombia while living abroad. But the harsh realities of the place, the homeless surviving on the streets of his hometown of Bogotá, soon confronted him. “When you live somewhere, you think it’s the centre of the world. Then when you go someplace else for a long time and come back, you see you’re in a country that’s very different, very abnormal.”
He began interviewing people who had been displaced, tapping into the personal stories behind a massive problem that has plagued the country for decades. The United Nations estimates that more than three million people have had to abandon their homes in Colombia, forced out by guerrillas, paramilitaries, or violence, and thrown into destitution; other groups put the number higher, at 4.5 million. Colombia’s displacement is so bad it ranks alongside war-ravaged areas like Iraq and Somalia.
The result of Gaviria’s research was that he made his lead character Marina—played by Canadian-trained actor Paola Baldion (who will attend both screenings Monday and Wednesday [September 6 and 8] at the Pacific Cinémathèque)—a displaced person who is travelling with her cousin to reclaim the land taken from them by militia after a massacre.
Still, Gaviria wanted to keep the movie humanistic and, at times, funny: the wheeler-dealer Jairo staves off corrupt soldiers by taking Polaroids of them in a Mexican sombrero. “I didn’t want the film to become about the violence,” Gaviria says. “It’s my very honest feelings about my country. At the beginning, I didn’t intend to make a political movie, and I’m very surprised at how politically charged it is.”
Compelling politics, it seems, will provide more rich material as Colombia’s movie scene continues to expand. Its dedicated filmmakers will never be short of subjects—even if they are short of lights or electricity.
"Golpe de estadio"
Será presentada en el Cine Club Suba Nativa, el jueves 2 de septiembre, a las 6:00 pm. Carrera 109 B No 141 A -56, Bogotá. Entrada libre.
Es 1993, la Selección Colombia avanza triunfalmente en las eliminatorias suramericanas y tiene opciones de clasificar al Mundial Estados Unidos '94. Una empresa petrolera ha instalado un campamento en un pequeño caserío de Colombia, al que han bautizado como Nuevo Texas, por lo que se convierte en blanco de la guerrilla, que sostiene constantes enfrentamientos con las fuerzas policiales de la zona.
Se desatan sucesivos combates y en medio de ellos son destruidos los dos únicos televisores de la zona, lo que hace imposible presenciar el definitivo partido, entre Argentina y Colombia, a disputarse en el Monumental de Núñez, en Buenos Aires.
La única solución consiste en pactar una tregua entre los bandos que permita construir un televisor a partir de las ruinas de los ya destruidos, y todos juntos, guerrilleros, soldados, curas y prostitutas, se hermanan, al menos por unas horas, para ver el esperado partido.
Golpe de Estadio fue candidata al Premio Goya como mejor película extranjera de habla hispana.
Es 1993, la Selección Colombia avanza triunfalmente en las eliminatorias suramericanas y tiene opciones de clasificar al Mundial Estados Unidos '94. Una empresa petrolera ha instalado un campamento en un pequeño caserío de Colombia, al que han bautizado como Nuevo Texas, por lo que se convierte en blanco de la guerrilla, que sostiene constantes enfrentamientos con las fuerzas policiales de la zona.
Se desatan sucesivos combates y en medio de ellos son destruidos los dos únicos televisores de la zona, lo que hace imposible presenciar el definitivo partido, entre Argentina y Colombia, a disputarse en el Monumental de Núñez, en Buenos Aires.
La única solución consiste en pactar una tregua entre los bandos que permita construir un televisor a partir de las ruinas de los ya destruidos, y todos juntos, guerrilleros, soldados, curas y prostitutas, se hermanan, al menos por unas horas, para ver el esperado partido.
Golpe de Estadio fue candidata al Premio Goya como mejor película extranjera de habla hispana.
domingo, 22 de agosto de 2010
"Tirofijo ha muerto"
Estreno: domingo 22 de agosto, 10 pm, por National Geographic Channel
En 1964 se da el nacimiento de sus Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, cuando el gobierno aniquila su ejército campesino. Desde entonces, políticos y militares se dedican a perseguirlo. Con cada muerte Tirofijo se fortalece. Otros intentan negociar la paz, pero la guerra se recrudece. Influido por el marxismo y justificado por la desigualdad reinante en Colombia, Tirofijo sobrevive a 14 presidentes.
En el proceso, su ejército, financiado por la extorsión y el narcotráfico, llega a tener 20.000 combatientes. El campesino liberal, con ínfulas comunistas, termina convertido en el gran señor de la guerra. En mayo de 2008, sin haber consumado su revolución, muere de viejo. Aún hoy buscan su cuerpo.
En mayo de 2008 se anuncia la muerte de Tirofijo, fundador de la guerrilla más antigua del planeta. El gobierno colombiano busca su cuerpo. Tirofijo es un mito. A lo largo de su vida ha muerto cientos de veces.
En el proceso, su ejército, financiado por la extorsión y el narcotráfico, llega a tener 20.000 combatientes. El campesino liberal, con ínfulas comunistas, termina convertido en el gran señor de la guerra. En mayo de 2008, sin haber consumado su revolución, muere de viejo. Aún hoy buscan su cuerpo.
martes, 10 de agosto de 2010
Maradona, de Kusturica, se presentará en el barrio Suba de Bogotá
En la inauguración del Cine Club "Sembrando el Cine", del colectivo Suba Nativa, con entrada libre
Jueves 12 de agosto, 5:30 pm
Salón Comunal de la urbanización Solar Parque Central
Carrera 109B No 141A-56, Bogotá, D.C.
Habrán presentaciones musicales de rock y hip-hop, palabras sobre el carácter tranformador del arte y, finalmente, la presentación del filme Maradona, del director serbio Emir Kusturica.
Jueves 12 de agosto, 5:30 pm
Salón Comunal de la urbanización Solar Parque Central
Carrera 109B No 141A-56, Bogotá, D.C.
Habrán presentaciones musicales de rock y hip-hop, palabras sobre el carácter tranformador del arte y, finalmente, la presentación del filme Maradona, del director serbio Emir Kusturica.
viernes, 23 de julio de 2010
Oliver Stone y sus críticos
Por Mark Weisbrot
Codirector del Centro de Investigación Económica y de Políticas (Center for Economic and Policy Research – CEPR)
Es estupendo hacer un documental sobre cómo los grandes medios de comunicación tergiversan la realidad y que las propias críticas de estos medios te den la razón. De hecho, su respuesta al documental South of the border, de Oliver Stone, cuyo guión yo mismo escribí junto a Tariq Ali, corrobora las tesis del filme.
La primera tesis tiene que ver con el descuido –o desconocimiento– que caracteriza las informaciones sobre las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, un problema al que los grandes medios contribuyen frecuentemente. En varias críticas hubo confusión a la hora de reconocer a los presidentes y a los países. Quizás el ejemplo más patético fue en The Washington Post, donde se publicó una fotografía de Sacha Llorenti –ministro de Gobierno de Bolivia– identificándolo como Evo Morales. Llorenti es desconocido en Estados Unidos, pero aparece en la película traduciendo al presidente Morales. Alguien en el Post debió de suponer que el tipo más blanco de los dos hablando en inglés debía ser el presidente.
La feroz crítica de Larry Rohter sobre la película acaparó la mayor parte de la primera página de la sección de arte de The New York Times, con un gran subtítulo que decía: “Surgen dudas sobre su veracidad”. Sin embargo, falló en encontrar errores fácticos en la película (a pesar de varios intentos desesperados). En una de esas incursiones, utilizó datos de las importaciones de petróleo entre los años 2004 y 2010 para tratar de refutar las declaraciones que un analista de la industria petrolífera –que aparece en una escena de televisión en el filme– realizó en abril de 2002. El corte (de unos cinco segundos) no tendría relevancia para la película en ningún caso, pero, aun así, Rother se equivocó.
Hay demasiados errores en las críticas al documental para citarlos todos aquí. Muchos juzgaron la historia en términos ideológicos, perdiéndose la mayoría (o la totalidad) de los puntos principales del filme. Por ejemplo, el documental proporciona cinco elementos que prueban que Washington estaba involucrado en el golpe de Estado que derrocó al presidente electo de Venezuela, Hugo Chávez, en 2002. Entre ellos se encuentra un documento del Departamento de Estado de Estados Unidos que reconoce que “la Fundación Nacional para la Democracia, el Departamento de Defensa y otros programas de asistencia proporcionaron entrenamiento, construcción institucional y otros apoyos a individuos y organizaciones reconocidos como activamente involucrados en la corta expulsión del Gobierno de Chávez”.
Este, junto al resto de testimonios documentales que aparecen en la película (alguno de los cuales no ha llegado nunca a los medios de comunicación), construye un argumento convincente de que Washington estuvo involucrado en el golpe. Esta conclusión fue respaldada por Scott Wilson, corresponsal de The Washington Post en el momento en que lo entrevistamos, y que informó desde Caracas durante el golpe.
Eduardo Porter, miembro de la junta editorial de The New York Times, también aparece en el filme refiriéndose al apoyo de la Administración Bush al golpe: “La implicación del Gobierno de Estados Unidos en el golpe de Estado fue la peor decisión que podía haberse tomado. No sólo forjó la eterna enemistad de la Administración Chávez, sino que hizo muy difícil que cualquiera en Latinoamérica sintiera simpatía por Estados Unidos”.
Sin embargo, ha habido miles de artículos y análisis radiofónicos sobre las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela en los últimos ocho años, pero casi nada acerca del papel que jugó Estados Unidos en el golpe. Como mucho, Estados Unidos es señalado como responsable por Hugo Chávez, una fuente que es sistemáticamente demonizada y desdeñada en una suerte de apoyo tácito de los periodistas al Gobierno de Estados Unidos. La mayoría de los que reprobaron South of the border parecen también ver esta cuestión, así como las pruebas presentadas, como irrelevantes.
Las reseñas que sí aceptaron las críticas a los medios de comunicación coincidieron en señalar como culpable a la cadena Fox. Pero el filme pone un especial énfasis en que este problema es de todos los medios, no sólo de la Fox o de los telediarios, que han venido dando a los norteamericanos una impresión más que distorsionada de los cambios históricos que han tenido lugar en la última década en Latinoamérica. Fue precisamente la junta editorial de The New York Times la que respaldó abiertamente el derrocamiento de un Gobierno electo democráticamente durante el golpe de 2002, hecho que constituye uno de los pilares del filme. Esta cuestión también pasó desapercibida, a pesar de que fue un comportamiento que uno de los periódicos más importantes de Estados Unidos no había tenido en 30 o 40 años.
Como cabía esperar, los medios exhibieron ante el filme la misma hostilidad que caracteriza sus informaciones sobre el tema que en él se trata (aunque también hubo opiniones favorables). La de Los Angeles Times, que contenía varios y grandes errores, la criticaba por no tener suficiente sustancia. Pero parece que la sustancia del filme era demasiado para la mayoría de los medios.
Codirector del Centro de Investigación Económica y de Políticas (Center for Economic and Policy Research – CEPR)
Es estupendo hacer un documental sobre cómo los grandes medios de comunicación tergiversan la realidad y que las propias críticas de estos medios te den la razón. De hecho, su respuesta al documental South of the border, de Oliver Stone, cuyo guión yo mismo escribí junto a Tariq Ali, corrobora las tesis del filme.
La primera tesis tiene que ver con el descuido –o desconocimiento– que caracteriza las informaciones sobre las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, un problema al que los grandes medios contribuyen frecuentemente. En varias críticas hubo confusión a la hora de reconocer a los presidentes y a los países. Quizás el ejemplo más patético fue en The Washington Post, donde se publicó una fotografía de Sacha Llorenti –ministro de Gobierno de Bolivia– identificándolo como Evo Morales. Llorenti es desconocido en Estados Unidos, pero aparece en la película traduciendo al presidente Morales. Alguien en el Post debió de suponer que el tipo más blanco de los dos hablando en inglés debía ser el presidente.
La feroz crítica de Larry Rohter sobre la película acaparó la mayor parte de la primera página de la sección de arte de The New York Times, con un gran subtítulo que decía: “Surgen dudas sobre su veracidad”. Sin embargo, falló en encontrar errores fácticos en la película (a pesar de varios intentos desesperados). En una de esas incursiones, utilizó datos de las importaciones de petróleo entre los años 2004 y 2010 para tratar de refutar las declaraciones que un analista de la industria petrolífera –que aparece en una escena de televisión en el filme– realizó en abril de 2002. El corte (de unos cinco segundos) no tendría relevancia para la película en ningún caso, pero, aun así, Rother se equivocó.
Hay demasiados errores en las críticas al documental para citarlos todos aquí. Muchos juzgaron la historia en términos ideológicos, perdiéndose la mayoría (o la totalidad) de los puntos principales del filme. Por ejemplo, el documental proporciona cinco elementos que prueban que Washington estaba involucrado en el golpe de Estado que derrocó al presidente electo de Venezuela, Hugo Chávez, en 2002. Entre ellos se encuentra un documento del Departamento de Estado de Estados Unidos que reconoce que “la Fundación Nacional para la Democracia, el Departamento de Defensa y otros programas de asistencia proporcionaron entrenamiento, construcción institucional y otros apoyos a individuos y organizaciones reconocidos como activamente involucrados en la corta expulsión del Gobierno de Chávez”.
Este, junto al resto de testimonios documentales que aparecen en la película (alguno de los cuales no ha llegado nunca a los medios de comunicación), construye un argumento convincente de que Washington estuvo involucrado en el golpe. Esta conclusión fue respaldada por Scott Wilson, corresponsal de The Washington Post en el momento en que lo entrevistamos, y que informó desde Caracas durante el golpe.
Eduardo Porter, miembro de la junta editorial de The New York Times, también aparece en el filme refiriéndose al apoyo de la Administración Bush al golpe: “La implicación del Gobierno de Estados Unidos en el golpe de Estado fue la peor decisión que podía haberse tomado. No sólo forjó la eterna enemistad de la Administración Chávez, sino que hizo muy difícil que cualquiera en Latinoamérica sintiera simpatía por Estados Unidos”.
Sin embargo, ha habido miles de artículos y análisis radiofónicos sobre las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela en los últimos ocho años, pero casi nada acerca del papel que jugó Estados Unidos en el golpe. Como mucho, Estados Unidos es señalado como responsable por Hugo Chávez, una fuente que es sistemáticamente demonizada y desdeñada en una suerte de apoyo tácito de los periodistas al Gobierno de Estados Unidos. La mayoría de los que reprobaron South of the border parecen también ver esta cuestión, así como las pruebas presentadas, como irrelevantes.
Las reseñas que sí aceptaron las críticas a los medios de comunicación coincidieron en señalar como culpable a la cadena Fox. Pero el filme pone un especial énfasis en que este problema es de todos los medios, no sólo de la Fox o de los telediarios, que han venido dando a los norteamericanos una impresión más que distorsionada de los cambios históricos que han tenido lugar en la última década en Latinoamérica. Fue precisamente la junta editorial de The New York Times la que respaldó abiertamente el derrocamiento de un Gobierno electo democráticamente durante el golpe de 2002, hecho que constituye uno de los pilares del filme. Esta cuestión también pasó desapercibida, a pesar de que fue un comportamiento que uno de los periódicos más importantes de Estados Unidos no había tenido en 30 o 40 años.
Como cabía esperar, los medios exhibieron ante el filme la misma hostilidad que caracteriza sus informaciones sobre el tema que en él se trata (aunque también hubo opiniones favorables). La de Los Angeles Times, que contenía varios y grandes errores, la criticaba por no tener suficiente sustancia. Pero parece que la sustancia del filme era demasiado para la mayoría de los medios.
domingo, 4 de julio de 2010
jueves, 24 de junio de 2010
Oliver Stone: “Muestro la otra cara a un país desinformado con tonterías”
El cineasta Oliver Stone sostiene que su documental “Al sur de la frontera” que estrena esta semana en Estados Unidos, es para mostrar “la otra cara” de los procesos políticos de izquierda en América Latina “a un país desinformado con tonterías”, dijo a la AFP.
En 78 minutos el documental da una lectura de los movimientos políticos desde el punto de vista de Hugo Chávez en Venezuela, de Evo Morales en Bolivia, de Lula da Silva en Brasil, de Cristina Kirchner en Argentina, de Fernando Lugo en Paraguay, de Rafael Correa en Ecuador y de Raúl Castro en Cuba, presentados como un proceso conjunto.
“South of the border” se estrena el viernes en Nueva York y la próxima semana en Los Angeles y otras ciudades como el primer documental de Oliver Stone de mayor difusión en los cines de su país.
viernes, 11 de junio de 2010
La muerte del Che (Che guerrilla)
El Che Guevara, luego de haber desaparecido de Cuba, reaparece de incógnito en Bolivia donde organiza a un pequeño grupo de camaradas cubanos y reclutas bolivianos, para comenzar una gran revolución latinoamericana. La historia de la campaña boliviana es un cuento de tenacidad, sacrificio e idealismo.
La muerte del Che es la segunda parte de la duología filmada por Steven Solderbergh y protagonizada por Benicio del Toro sobre la vida del revolucionario cubano Ernesto "Che" Guevara.
miércoles, 2 de junio de 2010
Oliver Stone expresa interés en rodar filme sobre las reformas sociales en Bolivia
Consideró que las críticas a Chávez del presidente de Colombia, Álvaro Uribe, ''y de otros presidentes de derecha son presentadas en Estados Unidos todo el tiempo'' por lo cual los estadounidenses ''son muy ignorantes'' sobre los cambios que se llevan a cabo en Suramérica.
El cineasta estadounidense Oliver Stone asistió junto al jefe de Estado boliviano al estreno de Al Sur de la Frontera. (Foto: ABI)
Por Telesur
Al asistir junto al mandatario boliviano al estreno de su documental Al Sur de la Frontera en ese país suramericano, el cineasta estadounidense Oliver Stone dijo que tiene interés en hacer un filme sobre los cambios que vive Bolivia con el Gobierno de Evo Morales.
En la ciudad boliviana de Cochabamba (centro), Stone ofreció una rueda de prensa junto a Morales, en la que expresó su deseo de "contar una historia sobre los procesos de cambio en Bolivia" porque cree que lo que pasa en el país es "muy importante" y debe conocerse en Estados Unidos y Europa.
"Al sur de la frontera" narra el viaje del cineasta a Suramérica a principios del año pasado y cuenta el ascenso al poder del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y de otros líderes progresistas en la región.
El documental incluye una entrevista con el mandatario nacionalista e izquierdista Morales, quien ha visto ya ese filme en otras dos ocasiones y para hoy preparó la presentación del documental en un coliseo de Cochabamba ante seis mil personas.
Stone también recomendó a Morales usar internet para difundir los mensajes sobre sus reformas, al asegurar que los medios de comunicación de Estados Unidos protegen los intereses de ese país, que no son los mismos de Suramérica "y su independencia".
"Yo le sugerí al presidente Chávez y a otros, como le sugiero a Evo, que busque medios alternativos a la prensa como Internet para sacar su mensaje porque con los medios de Estados Unidos es una lucha hasta la muerte", sostuvo.
Stone apuntó que "mientras Estados Unidos mantenga un sistema neoliberal, no va cambiar nada".
Comentó que las críticas a Chávez del presidente de Colombia, Álvaro Uribe, "y de otros presidentes de derecha son presentadas en Estados Unidos todo el tiempo" por lo cual los estadounidenses "son muy ignorantes" sobre los cambios que se llevan a cabo en Suramérica.
domingo, 30 de mayo de 2010
La tierra, siempre la tierra
Reseña de Retrato en un mar de mentiras
Después de la muerte de su abuelo en un alud de lodo, Jairo, un fotógrafo ambulante y Marina, su prima amnésica y muda, deciden ir a recuperar la tierra de la que fueron desplazados años atrás. Viajan desde Bogotá a la Costa Caribe en un viejo y destartalado Renault 4. Durante el viaje Marina comienza a revivir su pasado traumático. Al llegar a su pueblo y anunciar que vienen por sus tierras, los paramilitares los secuestran.
Por Alfredo Molano Bravo
De los barrios que se derrumban solos, porque fueron canteras de arena y ahora son hervideros de gente, huyen de la muerte y del desarraigo los desterrados.
Y nunca terminan de huir del mar de mentiras de la publicidad oficial y del mar de verdades criadas por el terror. Pero huyen, siguen huyendo. Huyen hacia atrás, hacia el origen de la tragedia, en una renoleta destartalada. Ella, una mujer enmudecida por el pavor y aferrada a un Divino Niño del Veinte; él, un rebuscador que deambula con un caballo de madera y un sombrero mexicano de terciopelo negro, fotografiando a quien se deje, en cualquier plaza de ferias, en cualquier atrio, en cualquier cuartel. Son primos, se temen, se necesitan. Van a desenterrar los papeles de la tierra que el abuelo, en la huida, enterró en las cenizas de su mujer, su casa, su finca. Todavía creen que son los títulos y no las pistolas los que acreditan la propiedad. Al Gobierno los únicos papeles que le importan son los de identidad. Bajan de los páramos —donde aún nacen las aguas y los frailejones— a los valles —donde los ríos ya no llevan bocachico ni blanquillo—, esquivando tractomulas gigantescas por carreteras estrechas y rodeadas de soldaditos que saludan con el dedo de matar pulgas mirando al cielo. Inocentes criaturas. Pasan por puentes amarillos sobre ríos embravecidos, bajan el abismo por un laberinto pavimentado. La mujer grita. Aparecen niños jugando con el ruido que hace una moneda regalada en un tarro de plástico. Piden limosna. Un retén de policía. La mujer grita. El hombre le dice entre dientes, cállese prima, son la ley, yo los arreglo: Señor agente, ¿una foto? ¿Sí? ¡Con sombrero de mariachi y Galil queda bacano! ¿Y para la gaseosa? No, para eso sí no hay. Siguen, otro retén, la guerrilla dispara en montada; el Ejército se parapeta detrás de los civiles. Él toma fotos. Tiros en el carro. La vida no se detiene. La renoleta saca la mano: el empaque de la culata. El viaje sigue en escalera. El plante —caballo, sombrero y Divino Niño— a la mano. Comen por fin: un sancocho de pescado, sin pescado; pura yuca. Después, el fandango, buqué de velas, chupacobres en andamio. La tienda de don Juan es ahora de un John Jairo que atiende con poncho y sombrero vueltiao. A la orden: ¿vienen a comprar o a investigar? Porque aquí nadie sabe de nada, aquí la historia se acabó. Más bien tómense un trago allá con ellos, con los patrones; son los que saben de tierras. ¿Tierras? No, compa, aquí eso ya no hay. Más bien váyanse a dormir la que llevan puesta. Duerman. Al piso, hijueputas, al piso. La mujer grita. Vuelve a gritar lo mismo que gritó hace 15 años: ¡Nooooo, no nos maten! ¡A la Ranger!, ordena el patrón. ¡Ya encontraron lo que buscaban! La Ley los despide con un “suerte muchachos”. A la Ranger van. ¡Hay que hacerlos perdedizos!, grita el patrón. En la trocha, bajo una bonga, un pegadero, la Ranger se clava. Todos empujan. Un descuido y ella corre monte adentro, él también. Disparan, lo hieren. Llegan al hospital dando un rodeo. No atienden, hay paro. La Policía cuida. Al hombre, sangrando, lo meten al cuarto de los muertos de anoche. Los chulos revolotean de cadáver en cadáver, les gustan los ojos aún tibios; la Policía se divierte haciéndoles tiros. Los huyentes desisten, no hay droga. Ella se lleva a su primo arrastrado. Muere en el beso del mar.
Son las imágenes que me han quedado de la película Retratos en un mar de mentiras, de Carlos Gaviria, que no es pariente ni de Carlos ni de Víctor. En una entrevista publicada en www.retratoenunmardementiras.com, Petro opina: “no es una película, es la palpitante realidad de un país que vive en guerra por la tierra”. José Obdulio balbucea: “no, es una mentira repetida”. “Sí —revira Petro—, repetida cuatro millones y medio de veces, una por cada colombiano desplazado”. Gustavo Petro —digo yo— ha vuelto a meter el dedo en la llaga: el origen del problema —siempre tapado a bala— es la tierra. A todos los candidatos ha puesto a hablar sobre la cuestión agraria. Es el mayor acierto de los muchos que ha tenido en su campaña. Votaré por él.
Después de la muerte de su abuelo en un alud de lodo, Jairo, un fotógrafo ambulante y Marina, su prima amnésica y muda, deciden ir a recuperar la tierra de la que fueron desplazados años atrás. Viajan desde Bogotá a la Costa Caribe en un viejo y destartalado Renault 4. Durante el viaje Marina comienza a revivir su pasado traumático. Al llegar a su pueblo y anunciar que vienen por sus tierras, los paramilitares los secuestran.
Por Alfredo Molano Bravo
De los barrios que se derrumban solos, porque fueron canteras de arena y ahora son hervideros de gente, huyen de la muerte y del desarraigo los desterrados.
Y nunca terminan de huir del mar de mentiras de la publicidad oficial y del mar de verdades criadas por el terror. Pero huyen, siguen huyendo. Huyen hacia atrás, hacia el origen de la tragedia, en una renoleta destartalada. Ella, una mujer enmudecida por el pavor y aferrada a un Divino Niño del Veinte; él, un rebuscador que deambula con un caballo de madera y un sombrero mexicano de terciopelo negro, fotografiando a quien se deje, en cualquier plaza de ferias, en cualquier atrio, en cualquier cuartel. Son primos, se temen, se necesitan. Van a desenterrar los papeles de la tierra que el abuelo, en la huida, enterró en las cenizas de su mujer, su casa, su finca. Todavía creen que son los títulos y no las pistolas los que acreditan la propiedad. Al Gobierno los únicos papeles que le importan son los de identidad. Bajan de los páramos —donde aún nacen las aguas y los frailejones— a los valles —donde los ríos ya no llevan bocachico ni blanquillo—, esquivando tractomulas gigantescas por carreteras estrechas y rodeadas de soldaditos que saludan con el dedo de matar pulgas mirando al cielo. Inocentes criaturas. Pasan por puentes amarillos sobre ríos embravecidos, bajan el abismo por un laberinto pavimentado. La mujer grita. Aparecen niños jugando con el ruido que hace una moneda regalada en un tarro de plástico. Piden limosna. Un retén de policía. La mujer grita. El hombre le dice entre dientes, cállese prima, son la ley, yo los arreglo: Señor agente, ¿una foto? ¿Sí? ¡Con sombrero de mariachi y Galil queda bacano! ¿Y para la gaseosa? No, para eso sí no hay. Siguen, otro retén, la guerrilla dispara en montada; el Ejército se parapeta detrás de los civiles. Él toma fotos. Tiros en el carro. La vida no se detiene. La renoleta saca la mano: el empaque de la culata. El viaje sigue en escalera. El plante —caballo, sombrero y Divino Niño— a la mano. Comen por fin: un sancocho de pescado, sin pescado; pura yuca. Después, el fandango, buqué de velas, chupacobres en andamio. La tienda de don Juan es ahora de un John Jairo que atiende con poncho y sombrero vueltiao. A la orden: ¿vienen a comprar o a investigar? Porque aquí nadie sabe de nada, aquí la historia se acabó. Más bien tómense un trago allá con ellos, con los patrones; son los que saben de tierras. ¿Tierras? No, compa, aquí eso ya no hay. Más bien váyanse a dormir la que llevan puesta. Duerman. Al piso, hijueputas, al piso. La mujer grita. Vuelve a gritar lo mismo que gritó hace 15 años: ¡Nooooo, no nos maten! ¡A la Ranger!, ordena el patrón. ¡Ya encontraron lo que buscaban! La Ley los despide con un “suerte muchachos”. A la Ranger van. ¡Hay que hacerlos perdedizos!, grita el patrón. En la trocha, bajo una bonga, un pegadero, la Ranger se clava. Todos empujan. Un descuido y ella corre monte adentro, él también. Disparan, lo hieren. Llegan al hospital dando un rodeo. No atienden, hay paro. La Policía cuida. Al hombre, sangrando, lo meten al cuarto de los muertos de anoche. Los chulos revolotean de cadáver en cadáver, les gustan los ojos aún tibios; la Policía se divierte haciéndoles tiros. Los huyentes desisten, no hay droga. Ella se lleva a su primo arrastrado. Muere en el beso del mar.
Son las imágenes que me han quedado de la película Retratos en un mar de mentiras, de Carlos Gaviria, que no es pariente ni de Carlos ni de Víctor. En una entrevista publicada en www.retratoenunmardementiras.com, Petro opina: “no es una película, es la palpitante realidad de un país que vive en guerra por la tierra”. José Obdulio balbucea: “no, es una mentira repetida”. “Sí —revira Petro—, repetida cuatro millones y medio de veces, una por cada colombiano desplazado”. Gustavo Petro —digo yo— ha vuelto a meter el dedo en la llaga: el origen del problema —siempre tapado a bala— es la tierra. A todos los candidatos ha puesto a hablar sobre la cuestión agraria. Es el mayor acierto de los muchos que ha tenido en su campaña. Votaré por él.
jueves, 27 de mayo de 2010
La cámara en la selva
Mientras Estados Unidos lanza su Cuarta Flota e instala siete nuevas bases militares en Colombia, en distintos países de América Latina se acaba de estrenar simultáneamente «FARC-EP La insurgencia del siglo XXI», largometraje documental que narra el conflicto armado desde el punto de vista de la guerrilla bolivariana.
Por Florencia Torres Freeman
¿En el siglo XXI la insurgencia es un souvenir del pasado? ¿Se acabaron las ideologías? ¿Los revolucionarios se han convertido en delincuentes, narcotraficantes, bandoleros, terroristas?
Los grandes monopolios de la (in)comunicación insisten con un mensaje viejo, gastado y único: la insurgencia colombiana no tiene ideología, formación cultural ni proyecto político. Su corazón mercenario palpita al ritmo frenético y alocado de la coca. El antiguo y tenebroso “oro de Moscú” ha sido reemplazado por los maletines repletos de dólares y euros, provenientes del narcotráfico. Los indígenas masacrados, las mujeres violadas, los jóvenes maltratados. En las pantallas de TV el movimiento guerrillero se ha convertido en un monstruo mucho más temible que Satán, Lucifer, Luzbel y los peores demonios medievales.
El viejo y barbudo Karl Marx comenzaba su célebre Manifiesto Comunista afirmando que “Un fantasma recorre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa ... No hay un solo partido de oposición a quien los adversarios gobernantes no motejen de comunista”. Si se reemplaza “comunismo” por FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo), hoy el fantasma continúa deambulando por allí. ¿Qué movimiento social radicalizado de América Latina no ha sido estigmatizado y acusado de simpatizar con las FARC?
Hoy en día, la CIA, el FBI, la DEA y otros organismos “democráticos” viven repartiendo la acusación de “colaborador de las FARC” a cualquiera que intente, parezca o aspire a ser un disidente radical.
La obra Las brujas de Salem de Arthur Miller parece haber sido escrita ayer. El macartismo se pasea altanero y desafiante. Toda disidencia, en cualquier parte del mundo, huele a guerrilla bolivariana. Vivimos un control del pensamiento que haría empalidecer los vaticinios más sombríos de ls novelas 1984, Un mundo feliz y Fahrenheit 451 o las películas Brazil, Matrix y hasta la más reciente Sector 9.
Desde los grandes noticieros de TV hasta la ficción de Hollywood, pasando por las toneladas de papel manchado de tinta de los grandes emporios periodísticos, hoy todos atacan sobre un mismo blanco. Incluso los principales presidentes de América Latina deben discutir con Uribe, servil ventrílocuo local del gran amo imperial, tomando como eje el apoyo, el rechazo o la indiferencia frente a las FARC-EP. Ni UNASUR ni la OEA han escapado a estos debates.
En ese contexto global, donde la culminación de la guerra fría no ha permitido que baje un grado la temperatura de la guerra psicológica contra las rebeliones armadas contemporáneas, ¿qué piensan realmente las FARC-EP? ¿Poseen un plan? ¿Tienen ideología? ¿Mantienen a sus decenas de miles de jóvenes combatientes obligados y amenazados? ¿Cómo ven el futuro de América Latina?
El largometraje FARC-EP: La insurgencia del siglo XXI intenta responder aquellas preguntas, sometiendo a discusión la propaganda barroca y macartista promovida desde EEUU. Para ello el equipo de cine «Glauber Rocha», formado por camarógrafos de diversos países de América Latina y Europa, se interna en la selva, recorre las cordilleras y las montañas, mostrando desde adentro, como nunca antes se vio, la vida cotidiana en los campamentos de las FARC-EP. El documental, que dura casi dos horas, incorpora entrevistas a los principales comandantes guerrilleros del secretariado de las FARC-EP y numerosos testimonios de combatientes de base, campesinos y jóvenes urbanos del Partido Comunista Clandestino de Colombia (PCCC), incluyendo secuencias sobre el papel fundamental de las mujeres en la lucha guerrillera, los indígenas y pueblos originarios, el problema del narcotráfico, el paramilitarismo, los prisioneros de guerra, las nuevas bases militares norteamericanas y la violación sistemática de los derechos humanos por parte del terrorismo de Estado en la patria del líder independientista Simón Bolívar.
La estructura formal del documental constituye un inmenso collage, donde aparecen reconstruidos desde las matanzas de la empresa bananera United Fruit en 1928, el asesinato del dirigente popular Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948 y la fundación de las FARC-EP hasta la captura de militares norteamericanos en la selva colombiana, el caso reciente de Ingrid Betancourt y las declaraciones de los principales referentes paramilitares (aliados de Uribe) que confiesan haber recibido dinero de las bananeras para asesinar guerrilleros y masacrar población civil.
En ese mosaico que no deja nada o casi nada afuera, son retratadas por primera vez en la historia (hasta donde tenemos noticias) los cursos de formación, políticos, ideológicos y militares, de los combatientes comunes de las FARC-EP y también de sus fuerzas especiales. En medio de la selva, los ríos, los árboles inmensos y los animales aparecen bibliotecas, grupos de lectura, pizarrones y mucha, pero mucha gente joven estudiando. Quien asista a alguna proyección de este film (hasta ahora proyectado en circuitos underground, ¿se proyectará en las grandes salas?) no podrá dejar de recordar las escenas de aquellos Pasajes de la guerra revolucionaria pulidos y retratados en otra época por la pluma exquisita de Ernesto Che Guevara, uno de los inspiradores de la ideología de las FARC-EP junto a su legendario comandante y fundador Manuel Marulanda Vélez, recientemente fallecido. Pero las escenas y entrevistas que retrata esta película no pertenecen a los añorados y nostálgicos años sesenta, tan alabados y tan bastardeados, sino... al siglo XXI.
Como en Cuba, Nicaragua y El Salvador, como en Argelia y sobre todo en Vietnam, hoy Colombia vive una guerra civil de dimensión continental. Esta película muestra lo que jamás aparece en la CNN y otras usinas del poder: el conflicto armado desde el punto de vista de la rebeldía bolivariana. No pasará desapercibida.
Tomado de: www.rebelion.org
Por Florencia Torres Freeman
¿En el siglo XXI la insurgencia es un souvenir del pasado? ¿Se acabaron las ideologías? ¿Los revolucionarios se han convertido en delincuentes, narcotraficantes, bandoleros, terroristas?
Los grandes monopolios de la (in)comunicación insisten con un mensaje viejo, gastado y único: la insurgencia colombiana no tiene ideología, formación cultural ni proyecto político. Su corazón mercenario palpita al ritmo frenético y alocado de la coca. El antiguo y tenebroso “oro de Moscú” ha sido reemplazado por los maletines repletos de dólares y euros, provenientes del narcotráfico. Los indígenas masacrados, las mujeres violadas, los jóvenes maltratados. En las pantallas de TV el movimiento guerrillero se ha convertido en un monstruo mucho más temible que Satán, Lucifer, Luzbel y los peores demonios medievales.
El viejo y barbudo Karl Marx comenzaba su célebre Manifiesto Comunista afirmando que “Un fantasma recorre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa ... No hay un solo partido de oposición a quien los adversarios gobernantes no motejen de comunista”. Si se reemplaza “comunismo” por FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo), hoy el fantasma continúa deambulando por allí. ¿Qué movimiento social radicalizado de América Latina no ha sido estigmatizado y acusado de simpatizar con las FARC?
Hoy en día, la CIA, el FBI, la DEA y otros organismos “democráticos” viven repartiendo la acusación de “colaborador de las FARC” a cualquiera que intente, parezca o aspire a ser un disidente radical.
La obra Las brujas de Salem de Arthur Miller parece haber sido escrita ayer. El macartismo se pasea altanero y desafiante. Toda disidencia, en cualquier parte del mundo, huele a guerrilla bolivariana. Vivimos un control del pensamiento que haría empalidecer los vaticinios más sombríos de ls novelas 1984, Un mundo feliz y Fahrenheit 451 o las películas Brazil, Matrix y hasta la más reciente Sector 9.
Desde los grandes noticieros de TV hasta la ficción de Hollywood, pasando por las toneladas de papel manchado de tinta de los grandes emporios periodísticos, hoy todos atacan sobre un mismo blanco. Incluso los principales presidentes de América Latina deben discutir con Uribe, servil ventrílocuo local del gran amo imperial, tomando como eje el apoyo, el rechazo o la indiferencia frente a las FARC-EP. Ni UNASUR ni la OEA han escapado a estos debates.
En ese contexto global, donde la culminación de la guerra fría no ha permitido que baje un grado la temperatura de la guerra psicológica contra las rebeliones armadas contemporáneas, ¿qué piensan realmente las FARC-EP? ¿Poseen un plan? ¿Tienen ideología? ¿Mantienen a sus decenas de miles de jóvenes combatientes obligados y amenazados? ¿Cómo ven el futuro de América Latina?
El largometraje FARC-EP: La insurgencia del siglo XXI intenta responder aquellas preguntas, sometiendo a discusión la propaganda barroca y macartista promovida desde EEUU. Para ello el equipo de cine «Glauber Rocha», formado por camarógrafos de diversos países de América Latina y Europa, se interna en la selva, recorre las cordilleras y las montañas, mostrando desde adentro, como nunca antes se vio, la vida cotidiana en los campamentos de las FARC-EP. El documental, que dura casi dos horas, incorpora entrevistas a los principales comandantes guerrilleros del secretariado de las FARC-EP y numerosos testimonios de combatientes de base, campesinos y jóvenes urbanos del Partido Comunista Clandestino de Colombia (PCCC), incluyendo secuencias sobre el papel fundamental de las mujeres en la lucha guerrillera, los indígenas y pueblos originarios, el problema del narcotráfico, el paramilitarismo, los prisioneros de guerra, las nuevas bases militares norteamericanas y la violación sistemática de los derechos humanos por parte del terrorismo de Estado en la patria del líder independientista Simón Bolívar.
La estructura formal del documental constituye un inmenso collage, donde aparecen reconstruidos desde las matanzas de la empresa bananera United Fruit en 1928, el asesinato del dirigente popular Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948 y la fundación de las FARC-EP hasta la captura de militares norteamericanos en la selva colombiana, el caso reciente de Ingrid Betancourt y las declaraciones de los principales referentes paramilitares (aliados de Uribe) que confiesan haber recibido dinero de las bananeras para asesinar guerrilleros y masacrar población civil.
En ese mosaico que no deja nada o casi nada afuera, son retratadas por primera vez en la historia (hasta donde tenemos noticias) los cursos de formación, políticos, ideológicos y militares, de los combatientes comunes de las FARC-EP y también de sus fuerzas especiales. En medio de la selva, los ríos, los árboles inmensos y los animales aparecen bibliotecas, grupos de lectura, pizarrones y mucha, pero mucha gente joven estudiando. Quien asista a alguna proyección de este film (hasta ahora proyectado en circuitos underground, ¿se proyectará en las grandes salas?) no podrá dejar de recordar las escenas de aquellos Pasajes de la guerra revolucionaria pulidos y retratados en otra época por la pluma exquisita de Ernesto Che Guevara, uno de los inspiradores de la ideología de las FARC-EP junto a su legendario comandante y fundador Manuel Marulanda Vélez, recientemente fallecido. Pero las escenas y entrevistas que retrata esta película no pertenecen a los añorados y nostálgicos años sesenta, tan alabados y tan bastardeados, sino... al siglo XXI.
Como en Cuba, Nicaragua y El Salvador, como en Argelia y sobre todo en Vietnam, hoy Colombia vive una guerra civil de dimensión continental. Esta película muestra lo que jamás aparece en la CNN y otras usinas del poder: el conflicto armado desde el punto de vista de la rebeldía bolivariana. No pasará desapercibida.
Tomado de: www.rebelion.org
sábado, 22 de mayo de 2010
La cinta "Fuera de la ley" causa alarma y la policía toma Cannes
La ultraderecha rechazó la visión del cineasta sobre la lucha por la independencia de Argelia. "Francia no puede permitirse una situación desequilibrada con las ex colonias", consideró.
La Jornada
Oficiales captados en el techo de un hotel, atentos al desarrollo de la proyección de la cinta Fuera de la ley, en Cannes. Foto AP.
Los conflictos armados parecen no querer abandonar la alfombra roja de Cannes, esta pequeña localidad costera que hoy amaneció tomada por la policía. La razón, una película que ha levantado ampollas: Hors la loi (Fuera de la ley), del director franco-argelino Rachid Bouchareb.
Centrada en la lucha por la independencia de argelinos radicados en Francia, la cinta gira en torno a tres hermanos que, cada uno a su manera, se suman a la causa. Rodada a modo de western, Hors la loi retrata tanto la represión dentro de las filas del Frente de Liberación Nacional (FNL) como las acciones fuera de la ley de las fuerzas de seguridad francesas.
"Mi película tiene la intención de abrir un debate de forma calmada, fría y colectiva", afirmó Bouchareb. "Jamás imaginé que provocaría alarma", añadió el cineasta, quien con este largometraje quiso mostrar a las generaciones de inmigrantes más jóvenes parte de su historia reciente.
Aun cuando la película no había sido vista, Bouchareb fue acusado de negacionista y antifrancés por este trabajo, que voces de la ultraderecha consideran daña la imagen de Francia. En Hors la loi, sin embargo, expone las acciones de los independentistas así como las de las fuerzas del orden. "No hay animadversión contra Francia", subrayó Bouchareb, quien ya vivió una polémica menor en 2006 con Indigènes, sobre la participación de soldados de las colonias en la liberación de Francia en la Segunda Guerra Mundial.
Con espíritu de justicia
El cineasta dio las gracias además al director artístico de Cannes, Thierry Fremaux, por no ceder a las presiones a las que se vio sometido para no proyectar el largometraje en el certamen francés.
“No es una película contra nadie, está hecha con el mismo espíritu que iluminó Indigènes: la injusticia”, añadió el cineasta, que cuenta con los actores principales de su anterior trabajo: Jamel Debbouze, Roschdy Zem y Sami Bouajila. Todos recogieron entonces el premio a la mejor actuación masculina.
Para Bouchareb, "Francia no puede permitirse una situación desequilibrada con las ex colonias. Los historiadores, los políticos, el público, todos tienen que hacer su trabajo para que podamos pasar página con serenidad. Ha habido demasiada violencia en el pasado y no vamos a repetir eso hoy día, fuera de la pantalla", agregó.
El conflicto armado llegó a las pantallas del Festival de Cannes con La princesse de Montpensier, del francés Bertand Tavernier, la película de Chad Un Homme qui crie y siguió como elemento de la trama en Des hommes et de Dieux y Fair Game. Hoy regresó de nuevo a la pantalla con Bouchareb y Route Irish, en la que el director británico Ken Loach denuncia la impunidad de los soldados privados que actuaron en Irak tras la invasión de Estados Unidos en 2003.
Loach, acompañado de su inseparable guionista Paul Laverty, denunció "el monstruoso crimen" contra el pueblo iraquí que se ha cometido con la guerra por "pura avaricia".
El director británico, quien se sumó en el último momento a la competición, no ha recibido los elogios de sus anteriores películas Looking for Eric o The Wind That Shakes The Barley, que alzó la Palma de Oro en 2006. Route Irish, nombre de la carretera que va de Bagdad al aeropuerto de la capital iraquí, no consigue en su conjunto tener la fuerza de otras películas de Loach que tanto emocionaron.
Para el cineasta, la espiral de violencia que puso en marcha la guerra no tiene fin. "La venganza trae más venganza", añadió.
No hay que olvidar, dijo, que las víctimas principales del conflicto son los iraquíes. "Me molesta caundo las películas estadunidenses muestran a los soldados (de Estados Unidos) como las víctimas", lamentó.
La tercera película presentada hoy a concurso, la tailandesa Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives, de Apichatpong Weerasethakul, ha sido la única que no está relacionada temáticamente con la guerra, pero el cineasta casi no llega a Cannes debido al conflicto en Bangkok.
"Casi no llego, porque mi pasaporte estaba en el centro de la ciudad y era demasiado peligroso ir por él. Antes de salir se veía cómo salía humo de las calles. Tenía la impresión de estar en una película", añadió.
"Es la situación de violencia más extrema que hemos tenido en nuestra historia", añadió Weerasethakul, para quien hay una brecha tan grande entre ricos y pobres en su país que algo así tenía que suceder.
"Espero que estos acontecimientos concluyan uniendo al país", dijo.
El director tailandés, quien ya obtuvo el premio especial del jurado en Cannes con Tropical Malady, trajo hasta el certamen francés una de las propuestas más arriesgadas en términos artísticos, que ha sido elogiada ante todo por la crítica más cinéfila.
La película se centra en un hombre que se está muriendo y viaja al norte de Tailandia, la región donde nació. Allí se le aparecen los fantasmas de sus familiares ya fallecidos.
jueves, 20 de mayo de 2010
Breve comentario sobre el estreno en Madrid del documental de Oliver Stone, South of border
Por J.M. Álvarez
El pasado martes tuvimos la oportunidad de asistir en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, al estreno mundial del documental de Oliver Stone South of border (Al sur de la frontera). Oliver Stone, que no pudo estar presente, envió un saludo a todos los allí congregados. El documental se exhibirá a finales de este mes en Venezuela y Ecuador, y a primeros de junio en Bolivia. Nosotros hemos tenido el placer de verlo ya.
Acudieron los presidentes de Bolivia, Paraguay, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas y el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez. El acto fue presentado por Temir Porras, ministro para Europa de la Republica Bolivariana de Venezuela. También estuvo el primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, que agradeció el apoyo prestado a su país por Cuba y Venezuela. La ausencia de Hugo Chávez fue saludada con gritos de ¡Uh, ah, Chávez no se va! y también se coreó ¡Uribe fascista y narcoterrorista! en señal de rechazo al pequeño dictador colombiano, próximo a ser arrojado a la basura por sus “amigos” estadounidenses.
Evo Morales ha denunciado, en varias ocasiones, que los inmigrantes no van a Europa a saquear recursos de nadie, aludiendo al capitalismo depredador. En el Palacio de Congresos volvió a tener un recuerdo para los bolivianos que residen en España y repitió que el capitalismo es un sistema bárbaro que está destruyendo la humanidad. Por esas razones, algunos medios españoles dicen que Evo tiene un discurso subversivo. Subversivo por ser anticapitalista… Tengámoslo en cuenta para el futuro mediato. Los burgueses muestran el camino: o blanco o negro. No hay otra.
Consideramos obligado citar un detalle del documental. El ex mandatario argentino Néstor Kichner le confesó a Oliver Stone que en uno de sus encuentros con George Bush, éste le manifestó que Estados Unidos tiene la necesidad de crecer económicamente, y mantener su estatus, generando guerras. Es de agradecer que Kichner, nada sospechoso de agitador, manifieste públicamente las intenciones pasadas y futuras de Washington. Eso mismo es lo que los revolucionarios llevan denunciando desde tiempo inmemorial. En consecuencia, los ilusos tendrán que tomar partido por los pueblos o por el imperialismo criminal.
El pasado martes tuvimos la oportunidad de asistir en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, al estreno mundial del documental de Oliver Stone South of border (Al sur de la frontera). Oliver Stone, que no pudo estar presente, envió un saludo a todos los allí congregados. El documental se exhibirá a finales de este mes en Venezuela y Ecuador, y a primeros de junio en Bolivia. Nosotros hemos tenido el placer de verlo ya.
Acudieron los presidentes de Bolivia, Paraguay, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas y el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez. El acto fue presentado por Temir Porras, ministro para Europa de la Republica Bolivariana de Venezuela. También estuvo el primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, que agradeció el apoyo prestado a su país por Cuba y Venezuela. La ausencia de Hugo Chávez fue saludada con gritos de ¡Uh, ah, Chávez no se va! y también se coreó ¡Uribe fascista y narcoterrorista! en señal de rechazo al pequeño dictador colombiano, próximo a ser arrojado a la basura por sus “amigos” estadounidenses.
Evo Morales ha denunciado, en varias ocasiones, que los inmigrantes no van a Europa a saquear recursos de nadie, aludiendo al capitalismo depredador. En el Palacio de Congresos volvió a tener un recuerdo para los bolivianos que residen en España y repitió que el capitalismo es un sistema bárbaro que está destruyendo la humanidad. Por esas razones, algunos medios españoles dicen que Evo tiene un discurso subversivo. Subversivo por ser anticapitalista… Tengámoslo en cuenta para el futuro mediato. Los burgueses muestran el camino: o blanco o negro. No hay otra.
Consideramos obligado citar un detalle del documental. El ex mandatario argentino Néstor Kichner le confesó a Oliver Stone que en uno de sus encuentros con George Bush, éste le manifestó que Estados Unidos tiene la necesidad de crecer económicamente, y mantener su estatus, generando guerras. Es de agradecer que Kichner, nada sospechoso de agitador, manifieste públicamente las intenciones pasadas y futuras de Washington. Eso mismo es lo que los revolucionarios llevan denunciando desde tiempo inmemorial. En consecuencia, los ilusos tendrán que tomar partido por los pueblos o por el imperialismo criminal.
sábado, 15 de mayo de 2010
La lengua de las mariposas
A los maestros, en su día
Situada en 1936, Don Gregorio enseñará a Moncho con dedicación y paciencia toda su sabiduría en cuanto a los conocimientos, la literatura, la naturaleza, y hasta las mujeres. Pero el trasfondo de la amenaza política subsistirá siempre, especialmente cuando Don Gregorio es atacado por ser considerado un enemigo del régimen fascista. Así se irá abriendo entre estos dos amigos una brecha, traída por la fuerza del contexto que los rodea. La política y la guerra se interponen entre las personas y desembocan, indefectiblemente, en la tragedia.
¿Cómo recobrar después de esto, la inocencia? Parece ser la pregunta de José Luís Cuerda, cuando Don Gregorio, al contrario del padre de Moncho, opte por sí mismo y por sus ideales, aunque esta opción signifique la muerte. Dura y con un dramático final, La lengua de las mariposas explora el nacimiento de una vida a los horrores de una guerra.
El contexto histórico de La lengua de las mariposas
La película trata de muchos temas: de la amistad, la escuela, la infancia, la iniciación a la vida, pero también del miedo, del terror, de las miserias de la condición humana… Habla también de la historia. Los acontecimientos históricos que están detrás de La lengua de las mariposas determinan claramente la vida de los personajes, tal y como queda claro al final. Durante toda la cinta se observa un aire de nostalgia por la libertad, la esperanza y el cambio social que supuso la Segunda República española, («Gracias a la República podemos votar las mujeres», dice la madre de Moncho) y una denuncia de la bestialidad irracional de los que la derrocaron.
El golpe de estado de julio de 1936 lo urdió un sector importante del ejército (los generales Franco, Mola, Sanjurjo, Goded...), inspirado y financiado por las clases poderosas del estado, los terratenientes y la alta burguesía, que abandonaron la vía legal y parlamentaria para decantarse por las armas, el terror y la dictadura, que llevó a la muerte violenta a miles de personas partidarias de la República y de su proyecto modernizador.
El 18 de julio de 1936 el general Franco salió de Canarias al frente del ejército insurrecto (recordar al final de la película cuando se dice «¡Hay guerra en África!»), mientras Mola declaraba el estado de guerra y ocupaba Pamplona. Paralelamente, Queipo de Llano se apoderaba de Sevilla y extendía la rebelión por Andalucía, provocando la inmediata represión contra las personas progresistas).
Situada en 1936, Don Gregorio enseñará a Moncho con dedicación y paciencia toda su sabiduría en cuanto a los conocimientos, la literatura, la naturaleza, y hasta las mujeres. Pero el trasfondo de la amenaza política subsistirá siempre, especialmente cuando Don Gregorio es atacado por ser considerado un enemigo del régimen fascista. Así se irá abriendo entre estos dos amigos una brecha, traída por la fuerza del contexto que los rodea. La política y la guerra se interponen entre las personas y desembocan, indefectiblemente, en la tragedia.
¿Cómo recobrar después de esto, la inocencia? Parece ser la pregunta de José Luís Cuerda, cuando Don Gregorio, al contrario del padre de Moncho, opte por sí mismo y por sus ideales, aunque esta opción signifique la muerte. Dura y con un dramático final, La lengua de las mariposas explora el nacimiento de una vida a los horrores de una guerra.
El contexto histórico de La lengua de las mariposas
La película trata de muchos temas: de la amistad, la escuela, la infancia, la iniciación a la vida, pero también del miedo, del terror, de las miserias de la condición humana… Habla también de la historia. Los acontecimientos históricos que están detrás de La lengua de las mariposas determinan claramente la vida de los personajes, tal y como queda claro al final. Durante toda la cinta se observa un aire de nostalgia por la libertad, la esperanza y el cambio social que supuso la Segunda República española, («Gracias a la República podemos votar las mujeres», dice la madre de Moncho) y una denuncia de la bestialidad irracional de los que la derrocaron.
El golpe de estado de julio de 1936 lo urdió un sector importante del ejército (los generales Franco, Mola, Sanjurjo, Goded...), inspirado y financiado por las clases poderosas del estado, los terratenientes y la alta burguesía, que abandonaron la vía legal y parlamentaria para decantarse por las armas, el terror y la dictadura, que llevó a la muerte violenta a miles de personas partidarias de la República y de su proyecto modernizador.
El 18 de julio de 1936 el general Franco salió de Canarias al frente del ejército insurrecto (recordar al final de la película cuando se dice «¡Hay guerra en África!»), mientras Mola declaraba el estado de guerra y ocupaba Pamplona. Paralelamente, Queipo de Llano se apoderaba de Sevilla y extendía la rebelión por Andalucía, provocando la inmediata represión contra las personas progresistas).
sábado, 8 de mayo de 2010
Novecento: lucha de clases en Italia
Escena que simboliza el nacimiento del Partido Comunista en 1921.
Novecento se desarrolla en la Italia en las primeras décadas del siglo XX. La cinta aborda temas como la explotación, la acogida del comunismo por parte de los proletarios explotados, la Primera Guerra Mundial y el surgimiento del fascismo, de la mano de los grandes capitalistas y terratenientes.
En la película se cuenta además la historia de Olmo, un humilde trabajador de una hacienda y Alfredo, nieto del patrón de la misma, quienes entablarán una estrecha amistad a pesar de sus diferencias, la cual se verá afectada por las circunstancias de una sociedad convulsionada y en plena guerra.
El filme, realizado en 1976, está protagonizado por Robert de Niro (Alfredo) y Gérard Depardieu (Olmo), y cuenta con la música del galardonado Ennio Morricone.
sábado, 1 de mayo de 2010
Tiempos modernos
Charlotte trabaja en una fábrica apretando tornillos en una cinta sin fin. Un día tiene un ataque nervioso producto del estrés de su trabajo, comienza a apretar narices en vez de tornillos y termina creando el caos antes de que puedan reducirle y echarle a la calle. Una vez recuperado, es encarcelado acusado injustamente de encabezar unos tumultos callejeros. Tras su estancia en prisión, se encuentra con que la vida en la calle es bastante difícil. Antes recibe una carta especial en cuestiones comunitariamente laborales (trabajos comunitarios), pero después de unos empleos fallidos (debido a su torpeza), intenta que lo vuelvan a encerrar echándose la culpa de un robo de un trozo de pan cometido por una huérfana que tenía mucha hambre, ambos se conocen en una patrulla de policía, y luego se escapan arriesgadamente pero con éxito, y desde entonces los dos acaban buscándose la vida juntos, con el sueño de tener una bonita casa. Primero el vagabundo empieza a trabajar como empleado nocturno (sustituto) en un centro comercial, pero es despedido por quedarse dormido en un montón de ropa. Luego, el vagabundo vuelve a trabajar en la fábrica como ayudante del mecánico. Pero la fábrica cierra a causa de una huelga y de nuevo el protagonista es detenido acusado injustamente de haber atacado sin querer y por torpeza a un policía durante los disturbios (al cual le tiró un ladrillo pisando una tabla). Al salir de la cárcel, se encuentra con que la huérfana ha encontrado trabajo en un café en el que los camareros cantan y le promete buscarle trabajo también a él. Charlote)es un camarero malísimo pero, al mismo tiempo, divierte mucho a los clientes cuando le llega la hora de cantar, así que parece que han encontrado un empleo estable. Pero llegan los encargados del orfanato e intentan llevarse a la chica tras ser buscada por vagancia. Los dos consiguen escapar. En la secuencia final, ambos caminan por un camino desolado. La chica comienza a llorar, pero el vagabundo la anima a no perder la esperanza y la sonrisa. Se alejan juntos hacia el horizonte, buscando su buen futuro que tanto sueñan, sin rendirse, tomados de la mano (Como en todas las anteriores películas de Chaplin solo que esta vez acompañado).
lunes, 26 de abril de 2010
En el Bicentenario: Miranda regresa
“Miranda” es una de las películas, recientemente, más taquilleras en Venezuela, describe la vida y obra de Francisco Miranda, personaje clave de los acontecimientos históricos del Bicentenario.
Produccion venezolana de la Fundacion Villa del Cine, dirigida por Luis Alberto Lamata.
Prsentación en Bogotá:
Sala Oriol Rangel, Planetario Distrital. Martes 27 de abril, 6:00 pm, con la presentación y contexto del señor Embajador de Venezuela en Colombia: Gustavo Márquez Marín.
Produccion venezolana de la Fundacion Villa del Cine, dirigida por Luis Alberto Lamata.
Prsentación en Bogotá:
Sala Oriol Rangel, Planetario Distrital. Martes 27 de abril, 6:00 pm, con la presentación y contexto del señor Embajador de Venezuela en Colombia: Gustavo Márquez Marín.
jueves, 22 de abril de 2010
Cine mexicano recrea debacle financiera de 1994
Por Emilio Godoy
IPS
Valente, un ranchero mexicano, no puede pagar la hipoteca sobre su propiedad, por lo cual decide asaltar un banco. El atraco provoca que Dagoberto, director de la policía local y su amigo desde la infancia, lo persiga y desate un conflicto.
Esa es la línea argumental de la película "Crepúsculo rojo", a estrenarse este viernes en los cines mexicanos bajo la dirección de Carlos González, que aborda desde la ficción la crisis financiera de 1994, un tema aún pegado a la piel de este país norteamericano.
"Todas mis películas son de corte social. Nos propusimos contar una historia sobre la crisis en el norte del país, sobre cómo ésta destrozó amistades y familias", dijo a IPS González, guionista, actor, productor y director de cine y televisión, nacido en 1945 en la ciudad de Monterrey, estado de Nuevo León, a 933 kilómetros de la capital mexicana.
IPS
Valente, un ranchero mexicano, no puede pagar la hipoteca sobre su propiedad, por lo cual decide asaltar un banco. El atraco provoca que Dagoberto, director de la policía local y su amigo desde la infancia, lo persiga y desate un conflicto.
Esa es la línea argumental de la película "Crepúsculo rojo", a estrenarse este viernes en los cines mexicanos bajo la dirección de Carlos González, que aborda desde la ficción la crisis financiera de 1994, un tema aún pegado a la piel de este país norteamericano.
"Todas mis películas son de corte social. Nos propusimos contar una historia sobre la crisis en el norte del país, sobre cómo ésta destrozó amistades y familias", dijo a IPS González, guionista, actor, productor y director de cine y televisión, nacido en 1945 en la ciudad de Monterrey, estado de Nuevo León, a 933 kilómetros de la capital mexicana.
lunes, 19 de abril de 2010
Festival de Cine Pobre en Cuba arranca con 160 obras de 30 países
Las muestras en concurso competirán en siete géneros: ficción, cortos, documentales, obras experimentales y videoarte, guiones inéditos y proyectos en maquetas.
Por Telesur
Este lunes, en la localidad cubana de Gibara (noreste), comienza el VIII Festival Internacional de Cine Pobre, en la que competirán un total 160 obras de 30 países, entre ellos Estados Unidos, Brasil, Colombia y Chile.
"Mañana (lunes) arrancamos con un festival muy potente, con la mejor calidad de proyecciones, con cinco exposiciones de artes plásticas, conciertos. Va a ser un festival muy intenso", el cual concluirá el sábado, declaró el director Sergio Benvenuto a la televisión local.
Destacó que la octava edición del Festival coincide con un momento de desarrollo de la tecnología digital, lo que permite hacer cine de bajo costo y explica la alta cifra de participantes en la cita anual.
En el apartado de largometrajes, el más importante del Festival, anunció El premio flaco, de Juan Carlos Cremata (Cuba); Nunca había sido tan feliz, de Alexander Adolph (Alemania); El vuelco del cangrejo, de Oscar Ruíz (Colombia-Francia) y Karaoke, de Chris Chan (Malasia).
Entre las 12 personalidades que conforman el jurado se encuentran el escritor Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura y el actor francés Fran ois Dunoyer, intérprete del personaje de Victor Hugues en la versión homónima que Solás hiciera en 1992 de la novela El Siglo de las luces, de Alejo Carpentier.
Lisset Miranda, especialista en promoción del Centro Provincial del Cine, comentó que además del visionaje de las obras en concursos se exhibirán muestras institucionales paralelas provenientes de eventos como el chileno 1000 Metros Bajo Tierra y el Internacional de Videoarte, de Camagüey.
El Festival del Cine Pobre, creado en abril de 2003 por el reconocido director cubano Humberto Solás, dedicará sus jornadas al editor Nelson Rodríguez, Premio Nacional de Cine 2007, y contará con subsedes en casi todas las provincias orientales de la isla y otra en ciudad de La Habana.
Por Telesur
Este lunes, en la localidad cubana de Gibara (noreste), comienza el VIII Festival Internacional de Cine Pobre, en la que competirán un total 160 obras de 30 países, entre ellos Estados Unidos, Brasil, Colombia y Chile.
"Mañana (lunes) arrancamos con un festival muy potente, con la mejor calidad de proyecciones, con cinco exposiciones de artes plásticas, conciertos. Va a ser un festival muy intenso", el cual concluirá el sábado, declaró el director Sergio Benvenuto a la televisión local.
Destacó que la octava edición del Festival coincide con un momento de desarrollo de la tecnología digital, lo que permite hacer cine de bajo costo y explica la alta cifra de participantes en la cita anual.
En el apartado de largometrajes, el más importante del Festival, anunció El premio flaco, de Juan Carlos Cremata (Cuba); Nunca había sido tan feliz, de Alexander Adolph (Alemania); El vuelco del cangrejo, de Oscar Ruíz (Colombia-Francia) y Karaoke, de Chris Chan (Malasia).
Entre las 12 personalidades que conforman el jurado se encuentran el escritor Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura y el actor francés Fran ois Dunoyer, intérprete del personaje de Victor Hugues en la versión homónima que Solás hiciera en 1992 de la novela El Siglo de las luces, de Alejo Carpentier.
Lisset Miranda, especialista en promoción del Centro Provincial del Cine, comentó que además del visionaje de las obras en concursos se exhibirán muestras institucionales paralelas provenientes de eventos como el chileno 1000 Metros Bajo Tierra y el Internacional de Videoarte, de Camagüey.
El Festival del Cine Pobre, creado en abril de 2003 por el reconocido director cubano Humberto Solás, dedicará sus jornadas al editor Nelson Rodríguez, Premio Nacional de Cine 2007, y contará con subsedes en casi todas las provincias orientales de la isla y otra en ciudad de La Habana.
lunes, 12 de abril de 2010
El viento que acaricia el prado
“El viento que acaricia el prado” es la película ganadora del premio Palma de Oro del Festival de Cannes 2006 que trata sobre la Irlanda de la década de 1920 y los orígenes del conflicto anglo-irlandés. Cuenta la historia de dos hermanos campesinos que se unen al IRA para enfrentar a las tropas británicas que habían sido enviadas para apaciguar las intenciones independentistas de los irlandeses.
El filme causó polémica en la crítica. Su director, Ken Loach, es reconocido por su militancia política de izquierda y la denuncia de problemas sociales en sus trabajos.
La cinta toma su nombre de un verso de una canción irlandesa del siglo XIX cantada por los simpatizantes y miembros del IRA que reza The Wind That Shakes the Barley. Traduce literalmente “el viento que agita la cebada”.
Tiene como punto de referencia los acontecimientos ocurridos entre 1920 y 1923, momento crucial en que la resistencia irlandesa se opone al Tratado de Autonomía Anglo-Irlandés y se agudiza el conflicto.
lunes, 5 de abril de 2010
La equívoca apariencia de una tierra de nadie
Por Roberto López Belloso
Periodista uruguayo
Nacida de una productora que ya había llevado a la macedonia Antes de la lluvia a las nominaciones para el Premio Oscar, y de un director que tenía sobre su hombro derecho trescientas horas de filmación en el propio frente de batalla, No man’s land revitalizó el interés de la opinión pública internacional sobre el conflicto balcánico, adormecido por dos años y medio de alto al fuego que lo mantuvieron alejado de las primeras planas. Ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera, fue estrenada en Montevideo como El último día, aunque su título original signifique “tierra de nadie”.
No man’s land, que cuenta las desventuras de tres soldados que quedan atrapados en la misma trinchera del norte de Bosnia a pesar de pertenecer a bandos enemigos, tiene varios niveles de lectura. Puede mirarse sin saber nada del contexto balcánico, y en ese caso puede ser tomada como un alegato antibélico, o es posible ponerla en la perspectiva histórica del conflicto que hace menos de una década desintegró Yugoslavia, y entonces se descubre que la película elabora por lo menos dos discursos diferentes: uno hacia el espectador internacional, que fue el que en definitiva la llevó a ganar el Oscar, y otro hacia el espectador balcánico. Es en esta última dimensión en la que su director, Danis Tanovic, construye un producto valiente y sin concesiones. Con la apariencia de estar haciendo un filme “políticamente correcto”, Tanovic subvierte varios de los consensos que el discurso dominante del nacionalismo balcánico construyó en torno a la guerra de Bosnia. En No man’s land nada está elegido inocentemente. Ni el lugar donde transcurre, ni la nacionalidad de los personajes. Ni siquiera el hecho de que los cascos azules involucrados en la historia sean franceses.
La principal herejía de la película se sostiene en torno al personaje que en apariencia sería el menos cuestionable: Cicik, el bosnio. Tanovic comienza a insinuar su provocación desde una de las primeras imágenes, cuando se ve la insignia de la Armija en el hombro de uno de los soldados que avanzan en la niebla. Reafirma su intención a través de varias de las banderas que se ven durante los intercambios de disparos, y la deja meridianamente en claro cuando la periodista interpretada por Katrin Cartlidge sitúa la acción “en las inmediaciones de Tuzla”. Tanovic está dispuesto a contar la historia de la guerra de Bosnia incluyendo un punto de vista que no existe: el punto de vista de la Federación. Si en algo estaban de acuerdo los nacionalismos serbio, croata y bosnio-musulmán, era en que la Federación Bosnia era una ficción, a lo sumo una alianza militar circunstancial e indeseable.
Formalmente la Federación unía a bosnio-musulmanes y bosnio-croatas en su lucha contra los serbios, pero en los hechos casi no existía. En la mayoría de los frentes de combate ambas fracciones de la Federación luchaban por su cuenta y en algunos sitios, como en la dividida ciudad de Mostar, peleaban entre sí. Todavía hoy, la Bosnia no serbia tiene dos ejércitos, dos sistemas de impuestos, y dos correos. Sin embargo, en Sarajevo y en Tuzla, sí existía la Federación; y junto a la Federación, la Armija, su improvisado ejército, que es al que pertenece Cicik. En la Armija incluso había serbios que peleaban junto con croatas y musulmanes para preservar una Bosnia-Herzegovina multiétnica. Hay un dato en la película que surge de un diálogo aparentemente menor entre Cicik y su enemigo Nino, que sitúa la duda razonable de si Cicik no será también él un serbio, ya que ambos conocen bien Banja Luka, ciudad poblada mayoritariamente por serbios. En todo caso sí está claro que Cicik no es un bosnio musulmán, ya que no hay ninguna referencia religiosa en la película, por lo que el personaje puede ser un croata o un bosnio laico, elemento que no le debe de haber traido pocos problemas a Tanovic en Sarajevo.
El que sí es serbio es el otro protagonista, Nino (interpretado, paradójicamente, por el croata Rene Bitorajac). Pero no es cualquier serbio. No es un serbio de la Serbia de Milosevic ni de la Krajina, que era la parte serbia de Croacia, sino que es un serbio de Banja Luka. Un serbobosnio del bando de Karadzic, cuyo arrugado retrato se observa en una de las trincheras. Un verdadero villano para la historia oficial de la guerra de Bosnia. Y para colmo de males, un villano que se sumó a su ejército como voluntario. A partir de ese dato, cualquier rasgo de humanidad que Tanovic se permita otorgar a su personaje, será una provocación. Y Tanovic se lo permite, ya que construye su drama de trinchera sin apelar al maniqueismo.
Los dardos del director no se limitan a criticar lo irreconciliable y supuestamente caprichoso de los nacionalismos ex yugoslavos, sino que también apuntan a la comunidad internacional. En ese sentido, el banquillo de los acusados lo ocupan las fuerzas de paz de Naciones Unidas, como ya ocurriera en la Underground de Emir Kusturica. Los “pitufos”, como se les llama en el filme, parecen estar más preocupados por su seguridad y por las cámaras, que por cumplir la misión que les fue encomendada. Luego de oponer a un sargento francés con los mandos internacionales, el mensaje final que parece dar Tanovic –a través de una secuencia que no debe ser contada antes que el espectador vea la película- es que más allá de impulsos individuales, lo que falla es el propio concepto de misiones de paz pensadas en términos de neutralidad. Un punto de vista sin duda polémico, pero que reafirma la percepción de que No man’s land es mucho más que una simple comedia políticamente correcta sobre la irracionalidad de la guerra.
Publicado originalmente en Brecha en noviembre de 2002.
sábado, 27 de marzo de 2010
Enemigo al acecho (Enemy At The Gates)
Sobre la batalla de Stalingrado
Por Nelson Dávila Acosta
Rebelión
Durante la batalla de Stalingrado (hasta 1925, se llamaba Volgogrado); en la que se luchó cuerpo a cuerpo, metro a metro, cuarto por cuarto y sumando muertos soviéticos y nazis, se alcanzó a contar algo mas de dos millones de cadáveres.
La carnicería fue bestial, todo tipo de armas fue usada, de la ciudad, desaparecieron perros, gatos y ratas, todo lo que se movía servía de alimento.
En Stalingrado, se jugó el destino de la Unión Soviética y de la humanidad, los alemanes volcaron todos sus recursos para atacar a esa ciudad, es que la segunda guerra mundial, no fue una guerra contra los judíos y otras minorías nacionales, como se nos quiere hacer creer, fue realmente una guerra anti comunista, el plan Barba roja, aplicado contra los pueblos de la URSS comenzó el 1 de junio de 1941, a su paso, por Polonia, Ucrania y Bielorrusia, los nazis enfrentaron con extrema dureza a los guerrilleros, a los radicales, a los comunistas sobretodo, mientras tanto en los territorios europeos occidentales ya ocupados por los fascistas, estos asesinaron a millones de combatientes: a los maquis en Francia, a los guerrilleros de todo color político en España, Italia, Grecia, etc.
Consideremos: al final de la guerra se contabilizaron 6 millones de muertos judíos (la mayor parte por razones religiosas, en los hornos crematorios, por los fascistas alemanes), 20 millones de soviéticos, y totalizando las diversas nacionalidades europeas, se cree que la cifra total de muertos fue de 80 millones.
En medio de semejante escenario, aparece la figura de un joven campesino (Jude Law), quien habiendo sido en su campo natal un magnifico cazador de conejos, ahora aquella experiencia, le servirá en el campo de batalla: su misión: matar generales, comandantes, coroneles, con su magnifica puntería y empuñando un fusil, lo logra con relativa facilidad, lo que determinará que el alto mando alemán, haga llegar hasta la sitiada ciudad, a un increíble francotirador germano, armado a su vez con un fusil alemán de alta precisión, Richard Harris, nos demuestra una vez más sus capacidades actorales, y la persecución al francotirador ruso se torna implacable, una y otra vez los dos estarán a tiro de cañón, pero por algún detalle, se complica matar al otro.
Rachel Weiz, (Tania) es la belleza rusa, inteligente e instruida, que se enamora perdidamente del campesino ruso, por sus cualidades, por su sencillez y es ella la que dará el toque de ternura a la película.
El alemán, desesperado, pierde el control de si mismo, se descuida y queda a boca de jarro del fusil soviético, el cual será disparado con total precisión y sin piedad.
Aun faltan dos largos años, hasta que la bandera roja con la hoz y el martillo ondee sobre el Reichstag, en pleno centro de Berlín, pero Stalingrado fue el principio del fin para los criminales nazis.
Por Nelson Dávila Acosta
Rebelión
Durante la batalla de Stalingrado (hasta 1925, se llamaba Volgogrado); en la que se luchó cuerpo a cuerpo, metro a metro, cuarto por cuarto y sumando muertos soviéticos y nazis, se alcanzó a contar algo mas de dos millones de cadáveres.
La carnicería fue bestial, todo tipo de armas fue usada, de la ciudad, desaparecieron perros, gatos y ratas, todo lo que se movía servía de alimento.
En Stalingrado, se jugó el destino de la Unión Soviética y de la humanidad, los alemanes volcaron todos sus recursos para atacar a esa ciudad, es que la segunda guerra mundial, no fue una guerra contra los judíos y otras minorías nacionales, como se nos quiere hacer creer, fue realmente una guerra anti comunista, el plan Barba roja, aplicado contra los pueblos de la URSS comenzó el 1 de junio de 1941, a su paso, por Polonia, Ucrania y Bielorrusia, los nazis enfrentaron con extrema dureza a los guerrilleros, a los radicales, a los comunistas sobretodo, mientras tanto en los territorios europeos occidentales ya ocupados por los fascistas, estos asesinaron a millones de combatientes: a los maquis en Francia, a los guerrilleros de todo color político en España, Italia, Grecia, etc.
Consideremos: al final de la guerra se contabilizaron 6 millones de muertos judíos (la mayor parte por razones religiosas, en los hornos crematorios, por los fascistas alemanes), 20 millones de soviéticos, y totalizando las diversas nacionalidades europeas, se cree que la cifra total de muertos fue de 80 millones.
En medio de semejante escenario, aparece la figura de un joven campesino (Jude Law), quien habiendo sido en su campo natal un magnifico cazador de conejos, ahora aquella experiencia, le servirá en el campo de batalla: su misión: matar generales, comandantes, coroneles, con su magnifica puntería y empuñando un fusil, lo logra con relativa facilidad, lo que determinará que el alto mando alemán, haga llegar hasta la sitiada ciudad, a un increíble francotirador germano, armado a su vez con un fusil alemán de alta precisión, Richard Harris, nos demuestra una vez más sus capacidades actorales, y la persecución al francotirador ruso se torna implacable, una y otra vez los dos estarán a tiro de cañón, pero por algún detalle, se complica matar al otro.
Rachel Weiz, (Tania) es la belleza rusa, inteligente e instruida, que se enamora perdidamente del campesino ruso, por sus cualidades, por su sencillez y es ella la que dará el toque de ternura a la película.
El alemán, desesperado, pierde el control de si mismo, se descuida y queda a boca de jarro del fusil soviético, el cual será disparado con total precisión y sin piedad.
Aun faltan dos largos años, hasta que la bandera roja con la hoz y el martillo ondee sobre el Reichstag, en pleno centro de Berlín, pero Stalingrado fue el principio del fin para los criminales nazis.
sábado, 20 de marzo de 2010
Hollywood, o cómo quedarse para siempre en Irak
“The Hurt Locker” arrasó con los Oscar, ganó a la ¿favorita? Avatar y por primera vez una mujer, Kathryn Bigelow, se lleva el muñequito dorado como mejor directora. Es noticia, claro. Como Obama, el primer negro que llegó a la presidencia de los Estados Unidos. ¿Vientos de cambio? No, que va.
Por Marcos Salgado
Digital question
“The Hurt Locker” no tiene traducción clara al español, idioma en el que se conocerá como “En Tierra Hostil”, “Zona de Miedo” o “Vivir al límite”. O bien, podría haber sido “El muchachito bueno y temerario que es adicto a la guerra”, o mejor: “Menos mal que estamos nosotros, los marines, acá en esta ciudad tan fea y violenta”.
La ciudad fea y violenta es Bagdad. El muchachito es el sargento de primera clase de la Armada de Estados Unidos William James (Jeremy Renner), un temerario especialista en desarmar bombas.
Lo vemos una y otra vez, lidiando con artefactos chiquitos y grandes, ora en un suburbio de Bagdad, ora frente a oficinas de las Naciones Unidas… en la segunda mitad del filme (dura algo más de dos horas) se adentra por su cuenta a las calles oscuras para investigar a los terroristas que arman bombas. También, en una mala tarde, sostiene un duelo de francotiradores en las afueras de la ciudad fea y violenta… así acaba su rotación, y vuelve a casa.
“Los terroristas estacionan un camión en un mercado, regalan caramelos… y explota”, le cuenta a su mujer Connie (Evangeline Lilly, la Kate de Lost) una tarde de lluvia en su bella casa: “Necesitan más técnicos en bombas”, explica nuestro héroe. Y vuelve, claro, a la ciudad fea y caliente y violenta. Fin. Aplausos. Mejor película, mejor dirección, mejor guión original, y otros tres muñequitos más… ahora, a distribuirla en América Latina. Los hombrecitos dorados atraen como nada en los afiches de los cines. Más millones garantizados. Más propaganda de guerra.
Más allá de sus cualidades técnicas y narrativas, cuestión que no compete abordar aquí, “The Hurt Locker” es, esencialmente, propaganda de guerra. De una guerra de ocupación que ya lleva siete años y donde murieron, según cálculos muy conservadores, al menos 100.000 civiles (1), otros, indican que esa cifra supera el millón de personas (2). El detalle de las bajas estadounidenses es más puntilloso: 4.698, hasta ayer (3).
Sin embargo, en la gran ganadora de los Oscar nuestros héroes jamás disparan sus fusiles si no están seguros de que el civil que tienen enfrente representa una amenaza. Se ponen nerviosos, sí. Hasta tienen miedo, pero no disparan. ¿Quién mató entonces a tantos civiles en Iraq? Nuestros héroes, seguro que no.
Por el contrario, allí vemos cómo los marines ayudan a mujeres a salir de zonas peligrosas, a coroneles estadounidenses conversando amablemente con ciudadanos iraquíes, al sargento James desesperado porque no puede quitar un corsé de explosivos a un civil al que los malos, los terroristas, obligaron a convertirse en hombre bomba.
En “The Hurt Locker” puede verse, también, a un grupo de “contratistas” británicos asesinando a dos detenidos (valen 250.000 libras, vivos o muertos). Eso sí, antes nos aclararon que los dos detenidos son dos terroristas muy buscados y una escena más adelante, el sicario muere también. ¿Justicia divina?
Como sea, en esta guerra de Hollywood los ciudadanos de bien podemos sentirnos tranquilos. Mueren los terroristas, pero también sus matadores poco ortodoxos.
Nuestros héroes desean fumar marihuana, pero no la consumen, sólo alcohol. Desean irse de putas, pero no van. Desean ser buenos soldados, pero no saben si lo han logrado. Eso sí, en esta guerra de Hollywood, nadie se pregunta qué hacen nuestro héroes tan lejos de Kentucky o Minnesota.
En “The Hurt Locker” los civiles iraquíes, ésos que ya han muerto por centenares de miles, son hostiles, pero no mucho. En un pasaje del filme, nuestros héroes viajan en un vehículo blindado mientras unos niños les arrojan piedras, el plano siguiente es una subjetiva desde dentro del vehículo, ahí podemos ver las caras de los querubines, están sonriendo. En la guerra de Hollywood los niños no sufren ni repudian, ni mueren, juegan.
Mientras, los marines desarman bombas. Y es que en Iraq son tan necesarios como en la Haití post terremoto, en la Colombia del “narcoterrorismo” o en el Afganistán del inasible Osama. Y para los que tengan dudas de la necesidad que tenemos de que los marines sean la policía internacional, están Hollywood y la primera directora ganadora de un Oscar, y el primer presidente negro, galardonado con el menos glamoroso pero siempre efectivo Premio Nobel de la Paz.
¿Qué sigue en Hollywood? ¿Un filme sobre Yemen? ¿O sobre Venezuela? Ése ya está listo, el protagonista es Sylvester Stallone y se estrena en agosto.
Notas:
(1) iraqbodycount.org
(2) justforeignpolicy.org/iraq
(3) icasualties.org
Por Marcos Salgado
Digital question
“The Hurt Locker” no tiene traducción clara al español, idioma en el que se conocerá como “En Tierra Hostil”, “Zona de Miedo” o “Vivir al límite”. O bien, podría haber sido “El muchachito bueno y temerario que es adicto a la guerra”, o mejor: “Menos mal que estamos nosotros, los marines, acá en esta ciudad tan fea y violenta”.
La ciudad fea y violenta es Bagdad. El muchachito es el sargento de primera clase de la Armada de Estados Unidos William James (Jeremy Renner), un temerario especialista en desarmar bombas.
Lo vemos una y otra vez, lidiando con artefactos chiquitos y grandes, ora en un suburbio de Bagdad, ora frente a oficinas de las Naciones Unidas… en la segunda mitad del filme (dura algo más de dos horas) se adentra por su cuenta a las calles oscuras para investigar a los terroristas que arman bombas. También, en una mala tarde, sostiene un duelo de francotiradores en las afueras de la ciudad fea y violenta… así acaba su rotación, y vuelve a casa.
“Los terroristas estacionan un camión en un mercado, regalan caramelos… y explota”, le cuenta a su mujer Connie (Evangeline Lilly, la Kate de Lost) una tarde de lluvia en su bella casa: “Necesitan más técnicos en bombas”, explica nuestro héroe. Y vuelve, claro, a la ciudad fea y caliente y violenta. Fin. Aplausos. Mejor película, mejor dirección, mejor guión original, y otros tres muñequitos más… ahora, a distribuirla en América Latina. Los hombrecitos dorados atraen como nada en los afiches de los cines. Más millones garantizados. Más propaganda de guerra.
Más allá de sus cualidades técnicas y narrativas, cuestión que no compete abordar aquí, “The Hurt Locker” es, esencialmente, propaganda de guerra. De una guerra de ocupación que ya lleva siete años y donde murieron, según cálculos muy conservadores, al menos 100.000 civiles (1), otros, indican que esa cifra supera el millón de personas (2). El detalle de las bajas estadounidenses es más puntilloso: 4.698, hasta ayer (3).
Sin embargo, en la gran ganadora de los Oscar nuestros héroes jamás disparan sus fusiles si no están seguros de que el civil que tienen enfrente representa una amenaza. Se ponen nerviosos, sí. Hasta tienen miedo, pero no disparan. ¿Quién mató entonces a tantos civiles en Iraq? Nuestros héroes, seguro que no.
Por el contrario, allí vemos cómo los marines ayudan a mujeres a salir de zonas peligrosas, a coroneles estadounidenses conversando amablemente con ciudadanos iraquíes, al sargento James desesperado porque no puede quitar un corsé de explosivos a un civil al que los malos, los terroristas, obligaron a convertirse en hombre bomba.
En “The Hurt Locker” puede verse, también, a un grupo de “contratistas” británicos asesinando a dos detenidos (valen 250.000 libras, vivos o muertos). Eso sí, antes nos aclararon que los dos detenidos son dos terroristas muy buscados y una escena más adelante, el sicario muere también. ¿Justicia divina?
Como sea, en esta guerra de Hollywood los ciudadanos de bien podemos sentirnos tranquilos. Mueren los terroristas, pero también sus matadores poco ortodoxos.
Nuestros héroes desean fumar marihuana, pero no la consumen, sólo alcohol. Desean irse de putas, pero no van. Desean ser buenos soldados, pero no saben si lo han logrado. Eso sí, en esta guerra de Hollywood, nadie se pregunta qué hacen nuestro héroes tan lejos de Kentucky o Minnesota.
En “The Hurt Locker” los civiles iraquíes, ésos que ya han muerto por centenares de miles, son hostiles, pero no mucho. En un pasaje del filme, nuestros héroes viajan en un vehículo blindado mientras unos niños les arrojan piedras, el plano siguiente es una subjetiva desde dentro del vehículo, ahí podemos ver las caras de los querubines, están sonriendo. En la guerra de Hollywood los niños no sufren ni repudian, ni mueren, juegan.
Mientras, los marines desarman bombas. Y es que en Iraq son tan necesarios como en la Haití post terremoto, en la Colombia del “narcoterrorismo” o en el Afganistán del inasible Osama. Y para los que tengan dudas de la necesidad que tenemos de que los marines sean la policía internacional, están Hollywood y la primera directora ganadora de un Oscar, y el primer presidente negro, galardonado con el menos glamoroso pero siempre efectivo Premio Nobel de la Paz.
¿Qué sigue en Hollywood? ¿Un filme sobre Yemen? ¿O sobre Venezuela? Ése ya está listo, el protagonista es Sylvester Stallone y se estrena en agosto.
Notas:
(1) iraqbodycount.org
(2) justforeignpolicy.org/iraq
(3) icasualties.org
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