Reseña de Retrato en un mar de mentiras
Después de la muerte de su abuelo en un alud de lodo, Jairo, un fotógrafo ambulante y Marina, su prima amnésica y muda, deciden ir a recuperar la tierra de la que fueron desplazados años atrás. Viajan desde Bogotá a la Costa Caribe en un viejo y destartalado Renault 4. Durante el viaje Marina comienza a revivir su pasado traumático. Al llegar a su pueblo y anunciar que vienen por sus tierras, los paramilitares los secuestran.
Por Alfredo Molano Bravo
De los barrios que se derrumban solos, porque fueron canteras de arena y ahora son hervideros de gente, huyen de la muerte y del desarraigo los desterrados.
Y nunca terminan de huir del mar de mentiras de la publicidad oficial y del mar de verdades criadas por el terror. Pero huyen, siguen huyendo. Huyen hacia atrás, hacia el origen de la tragedia, en una renoleta destartalada. Ella, una mujer enmudecida por el pavor y aferrada a un Divino Niño del Veinte; él, un rebuscador que deambula con un caballo de madera y un sombrero mexicano de terciopelo negro, fotografiando a quien se deje, en cualquier plaza de ferias, en cualquier atrio, en cualquier cuartel. Son primos, se temen, se necesitan. Van a desenterrar los papeles de la tierra que el abuelo, en la huida, enterró en las cenizas de su mujer, su casa, su finca. Todavía creen que son los títulos y no las pistolas los que acreditan la propiedad. Al Gobierno los únicos papeles que le importan son los de identidad. Bajan de los páramos —donde aún nacen las aguas y los frailejones— a los valles —donde los ríos ya no llevan bocachico ni blanquillo—, esquivando tractomulas gigantescas por carreteras estrechas y rodeadas de soldaditos que saludan con el dedo de matar pulgas mirando al cielo. Inocentes criaturas. Pasan por puentes amarillos sobre ríos embravecidos, bajan el abismo por un laberinto pavimentado. La mujer grita. Aparecen niños jugando con el ruido que hace una moneda regalada en un tarro de plástico. Piden limosna. Un retén de policía. La mujer grita. El hombre le dice entre dientes, cállese prima, son la ley, yo los arreglo: Señor agente, ¿una foto? ¿Sí? ¡Con sombrero de mariachi y Galil queda bacano! ¿Y para la gaseosa? No, para eso sí no hay. Siguen, otro retén, la guerrilla dispara en montada; el Ejército se parapeta detrás de los civiles. Él toma fotos. Tiros en el carro. La vida no se detiene. La renoleta saca la mano: el empaque de la culata. El viaje sigue en escalera. El plante —caballo, sombrero y Divino Niño— a la mano. Comen por fin: un sancocho de pescado, sin pescado; pura yuca. Después, el fandango, buqué de velas, chupacobres en andamio. La tienda de don Juan es ahora de un John Jairo que atiende con poncho y sombrero vueltiao. A la orden: ¿vienen a comprar o a investigar? Porque aquí nadie sabe de nada, aquí la historia se acabó. Más bien tómense un trago allá con ellos, con los patrones; son los que saben de tierras. ¿Tierras? No, compa, aquí eso ya no hay. Más bien váyanse a dormir la que llevan puesta. Duerman. Al piso, hijueputas, al piso. La mujer grita. Vuelve a gritar lo mismo que gritó hace 15 años: ¡Nooooo, no nos maten! ¡A la Ranger!, ordena el patrón. ¡Ya encontraron lo que buscaban! La Ley los despide con un “suerte muchachos”. A la Ranger van. ¡Hay que hacerlos perdedizos!, grita el patrón. En la trocha, bajo una bonga, un pegadero, la Ranger se clava. Todos empujan. Un descuido y ella corre monte adentro, él también. Disparan, lo hieren. Llegan al hospital dando un rodeo. No atienden, hay paro. La Policía cuida. Al hombre, sangrando, lo meten al cuarto de los muertos de anoche. Los chulos revolotean de cadáver en cadáver, les gustan los ojos aún tibios; la Policía se divierte haciéndoles tiros. Los huyentes desisten, no hay droga. Ella se lleva a su primo arrastrado. Muere en el beso del mar.
Son las imágenes que me han quedado de la película Retratos en un mar de mentiras, de Carlos Gaviria, que no es pariente ni de Carlos ni de Víctor. En una entrevista publicada en www.retratoenunmardementiras.com, Petro opina: “no es una película, es la palpitante realidad de un país que vive en guerra por la tierra”. José Obdulio balbucea: “no, es una mentira repetida”. “Sí —revira Petro—, repetida cuatro millones y medio de veces, una por cada colombiano desplazado”. Gustavo Petro —digo yo— ha vuelto a meter el dedo en la llaga: el origen del problema —siempre tapado a bala— es la tierra. A todos los candidatos ha puesto a hablar sobre la cuestión agraria. Es el mayor acierto de los muchos que ha tenido en su campaña. Votaré por él.
domingo, 30 de mayo de 2010
jueves, 27 de mayo de 2010
La cámara en la selva
Mientras Estados Unidos lanza su Cuarta Flota e instala siete nuevas bases militares en Colombia, en distintos países de América Latina se acaba de estrenar simultáneamente «FARC-EP La insurgencia del siglo XXI», largometraje documental que narra el conflicto armado desde el punto de vista de la guerrilla bolivariana.
Por Florencia Torres Freeman
¿En el siglo XXI la insurgencia es un souvenir del pasado? ¿Se acabaron las ideologías? ¿Los revolucionarios se han convertido en delincuentes, narcotraficantes, bandoleros, terroristas?
Los grandes monopolios de la (in)comunicación insisten con un mensaje viejo, gastado y único: la insurgencia colombiana no tiene ideología, formación cultural ni proyecto político. Su corazón mercenario palpita al ritmo frenético y alocado de la coca. El antiguo y tenebroso “oro de Moscú” ha sido reemplazado por los maletines repletos de dólares y euros, provenientes del narcotráfico. Los indígenas masacrados, las mujeres violadas, los jóvenes maltratados. En las pantallas de TV el movimiento guerrillero se ha convertido en un monstruo mucho más temible que Satán, Lucifer, Luzbel y los peores demonios medievales.
El viejo y barbudo Karl Marx comenzaba su célebre Manifiesto Comunista afirmando que “Un fantasma recorre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa ... No hay un solo partido de oposición a quien los adversarios gobernantes no motejen de comunista”. Si se reemplaza “comunismo” por FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo), hoy el fantasma continúa deambulando por allí. ¿Qué movimiento social radicalizado de América Latina no ha sido estigmatizado y acusado de simpatizar con las FARC?
Hoy en día, la CIA, el FBI, la DEA y otros organismos “democráticos” viven repartiendo la acusación de “colaborador de las FARC” a cualquiera que intente, parezca o aspire a ser un disidente radical.
La obra Las brujas de Salem de Arthur Miller parece haber sido escrita ayer. El macartismo se pasea altanero y desafiante. Toda disidencia, en cualquier parte del mundo, huele a guerrilla bolivariana. Vivimos un control del pensamiento que haría empalidecer los vaticinios más sombríos de ls novelas 1984, Un mundo feliz y Fahrenheit 451 o las películas Brazil, Matrix y hasta la más reciente Sector 9.
Desde los grandes noticieros de TV hasta la ficción de Hollywood, pasando por las toneladas de papel manchado de tinta de los grandes emporios periodísticos, hoy todos atacan sobre un mismo blanco. Incluso los principales presidentes de América Latina deben discutir con Uribe, servil ventrílocuo local del gran amo imperial, tomando como eje el apoyo, el rechazo o la indiferencia frente a las FARC-EP. Ni UNASUR ni la OEA han escapado a estos debates.
En ese contexto global, donde la culminación de la guerra fría no ha permitido que baje un grado la temperatura de la guerra psicológica contra las rebeliones armadas contemporáneas, ¿qué piensan realmente las FARC-EP? ¿Poseen un plan? ¿Tienen ideología? ¿Mantienen a sus decenas de miles de jóvenes combatientes obligados y amenazados? ¿Cómo ven el futuro de América Latina?
El largometraje FARC-EP: La insurgencia del siglo XXI intenta responder aquellas preguntas, sometiendo a discusión la propaganda barroca y macartista promovida desde EEUU. Para ello el equipo de cine «Glauber Rocha», formado por camarógrafos de diversos países de América Latina y Europa, se interna en la selva, recorre las cordilleras y las montañas, mostrando desde adentro, como nunca antes se vio, la vida cotidiana en los campamentos de las FARC-EP. El documental, que dura casi dos horas, incorpora entrevistas a los principales comandantes guerrilleros del secretariado de las FARC-EP y numerosos testimonios de combatientes de base, campesinos y jóvenes urbanos del Partido Comunista Clandestino de Colombia (PCCC), incluyendo secuencias sobre el papel fundamental de las mujeres en la lucha guerrillera, los indígenas y pueblos originarios, el problema del narcotráfico, el paramilitarismo, los prisioneros de guerra, las nuevas bases militares norteamericanas y la violación sistemática de los derechos humanos por parte del terrorismo de Estado en la patria del líder independientista Simón Bolívar.
La estructura formal del documental constituye un inmenso collage, donde aparecen reconstruidos desde las matanzas de la empresa bananera United Fruit en 1928, el asesinato del dirigente popular Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948 y la fundación de las FARC-EP hasta la captura de militares norteamericanos en la selva colombiana, el caso reciente de Ingrid Betancourt y las declaraciones de los principales referentes paramilitares (aliados de Uribe) que confiesan haber recibido dinero de las bananeras para asesinar guerrilleros y masacrar población civil.
En ese mosaico que no deja nada o casi nada afuera, son retratadas por primera vez en la historia (hasta donde tenemos noticias) los cursos de formación, políticos, ideológicos y militares, de los combatientes comunes de las FARC-EP y también de sus fuerzas especiales. En medio de la selva, los ríos, los árboles inmensos y los animales aparecen bibliotecas, grupos de lectura, pizarrones y mucha, pero mucha gente joven estudiando. Quien asista a alguna proyección de este film (hasta ahora proyectado en circuitos underground, ¿se proyectará en las grandes salas?) no podrá dejar de recordar las escenas de aquellos Pasajes de la guerra revolucionaria pulidos y retratados en otra época por la pluma exquisita de Ernesto Che Guevara, uno de los inspiradores de la ideología de las FARC-EP junto a su legendario comandante y fundador Manuel Marulanda Vélez, recientemente fallecido. Pero las escenas y entrevistas que retrata esta película no pertenecen a los añorados y nostálgicos años sesenta, tan alabados y tan bastardeados, sino... al siglo XXI.
Como en Cuba, Nicaragua y El Salvador, como en Argelia y sobre todo en Vietnam, hoy Colombia vive una guerra civil de dimensión continental. Esta película muestra lo que jamás aparece en la CNN y otras usinas del poder: el conflicto armado desde el punto de vista de la rebeldía bolivariana. No pasará desapercibida.
Tomado de: www.rebelion.org
Por Florencia Torres Freeman
¿En el siglo XXI la insurgencia es un souvenir del pasado? ¿Se acabaron las ideologías? ¿Los revolucionarios se han convertido en delincuentes, narcotraficantes, bandoleros, terroristas?
Los grandes monopolios de la (in)comunicación insisten con un mensaje viejo, gastado y único: la insurgencia colombiana no tiene ideología, formación cultural ni proyecto político. Su corazón mercenario palpita al ritmo frenético y alocado de la coca. El antiguo y tenebroso “oro de Moscú” ha sido reemplazado por los maletines repletos de dólares y euros, provenientes del narcotráfico. Los indígenas masacrados, las mujeres violadas, los jóvenes maltratados. En las pantallas de TV el movimiento guerrillero se ha convertido en un monstruo mucho más temible que Satán, Lucifer, Luzbel y los peores demonios medievales.
El viejo y barbudo Karl Marx comenzaba su célebre Manifiesto Comunista afirmando que “Un fantasma recorre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa ... No hay un solo partido de oposición a quien los adversarios gobernantes no motejen de comunista”. Si se reemplaza “comunismo” por FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo), hoy el fantasma continúa deambulando por allí. ¿Qué movimiento social radicalizado de América Latina no ha sido estigmatizado y acusado de simpatizar con las FARC?
Hoy en día, la CIA, el FBI, la DEA y otros organismos “democráticos” viven repartiendo la acusación de “colaborador de las FARC” a cualquiera que intente, parezca o aspire a ser un disidente radical.
La obra Las brujas de Salem de Arthur Miller parece haber sido escrita ayer. El macartismo se pasea altanero y desafiante. Toda disidencia, en cualquier parte del mundo, huele a guerrilla bolivariana. Vivimos un control del pensamiento que haría empalidecer los vaticinios más sombríos de ls novelas 1984, Un mundo feliz y Fahrenheit 451 o las películas Brazil, Matrix y hasta la más reciente Sector 9.
Desde los grandes noticieros de TV hasta la ficción de Hollywood, pasando por las toneladas de papel manchado de tinta de los grandes emporios periodísticos, hoy todos atacan sobre un mismo blanco. Incluso los principales presidentes de América Latina deben discutir con Uribe, servil ventrílocuo local del gran amo imperial, tomando como eje el apoyo, el rechazo o la indiferencia frente a las FARC-EP. Ni UNASUR ni la OEA han escapado a estos debates.
En ese contexto global, donde la culminación de la guerra fría no ha permitido que baje un grado la temperatura de la guerra psicológica contra las rebeliones armadas contemporáneas, ¿qué piensan realmente las FARC-EP? ¿Poseen un plan? ¿Tienen ideología? ¿Mantienen a sus decenas de miles de jóvenes combatientes obligados y amenazados? ¿Cómo ven el futuro de América Latina?
El largometraje FARC-EP: La insurgencia del siglo XXI intenta responder aquellas preguntas, sometiendo a discusión la propaganda barroca y macartista promovida desde EEUU. Para ello el equipo de cine «Glauber Rocha», formado por camarógrafos de diversos países de América Latina y Europa, se interna en la selva, recorre las cordilleras y las montañas, mostrando desde adentro, como nunca antes se vio, la vida cotidiana en los campamentos de las FARC-EP. El documental, que dura casi dos horas, incorpora entrevistas a los principales comandantes guerrilleros del secretariado de las FARC-EP y numerosos testimonios de combatientes de base, campesinos y jóvenes urbanos del Partido Comunista Clandestino de Colombia (PCCC), incluyendo secuencias sobre el papel fundamental de las mujeres en la lucha guerrillera, los indígenas y pueblos originarios, el problema del narcotráfico, el paramilitarismo, los prisioneros de guerra, las nuevas bases militares norteamericanas y la violación sistemática de los derechos humanos por parte del terrorismo de Estado en la patria del líder independientista Simón Bolívar.
La estructura formal del documental constituye un inmenso collage, donde aparecen reconstruidos desde las matanzas de la empresa bananera United Fruit en 1928, el asesinato del dirigente popular Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948 y la fundación de las FARC-EP hasta la captura de militares norteamericanos en la selva colombiana, el caso reciente de Ingrid Betancourt y las declaraciones de los principales referentes paramilitares (aliados de Uribe) que confiesan haber recibido dinero de las bananeras para asesinar guerrilleros y masacrar población civil.
En ese mosaico que no deja nada o casi nada afuera, son retratadas por primera vez en la historia (hasta donde tenemos noticias) los cursos de formación, políticos, ideológicos y militares, de los combatientes comunes de las FARC-EP y también de sus fuerzas especiales. En medio de la selva, los ríos, los árboles inmensos y los animales aparecen bibliotecas, grupos de lectura, pizarrones y mucha, pero mucha gente joven estudiando. Quien asista a alguna proyección de este film (hasta ahora proyectado en circuitos underground, ¿se proyectará en las grandes salas?) no podrá dejar de recordar las escenas de aquellos Pasajes de la guerra revolucionaria pulidos y retratados en otra época por la pluma exquisita de Ernesto Che Guevara, uno de los inspiradores de la ideología de las FARC-EP junto a su legendario comandante y fundador Manuel Marulanda Vélez, recientemente fallecido. Pero las escenas y entrevistas que retrata esta película no pertenecen a los añorados y nostálgicos años sesenta, tan alabados y tan bastardeados, sino... al siglo XXI.
Como en Cuba, Nicaragua y El Salvador, como en Argelia y sobre todo en Vietnam, hoy Colombia vive una guerra civil de dimensión continental. Esta película muestra lo que jamás aparece en la CNN y otras usinas del poder: el conflicto armado desde el punto de vista de la rebeldía bolivariana. No pasará desapercibida.
Tomado de: www.rebelion.org
sábado, 22 de mayo de 2010
La cinta "Fuera de la ley" causa alarma y la policía toma Cannes
La ultraderecha rechazó la visión del cineasta sobre la lucha por la independencia de Argelia. "Francia no puede permitirse una situación desequilibrada con las ex colonias", consideró.
La Jornada
Oficiales captados en el techo de un hotel, atentos al desarrollo de la proyección de la cinta Fuera de la ley, en Cannes. Foto AP.
Los conflictos armados parecen no querer abandonar la alfombra roja de Cannes, esta pequeña localidad costera que hoy amaneció tomada por la policía. La razón, una película que ha levantado ampollas: Hors la loi (Fuera de la ley), del director franco-argelino Rachid Bouchareb.
Centrada en la lucha por la independencia de argelinos radicados en Francia, la cinta gira en torno a tres hermanos que, cada uno a su manera, se suman a la causa. Rodada a modo de western, Hors la loi retrata tanto la represión dentro de las filas del Frente de Liberación Nacional (FNL) como las acciones fuera de la ley de las fuerzas de seguridad francesas.
"Mi película tiene la intención de abrir un debate de forma calmada, fría y colectiva", afirmó Bouchareb. "Jamás imaginé que provocaría alarma", añadió el cineasta, quien con este largometraje quiso mostrar a las generaciones de inmigrantes más jóvenes parte de su historia reciente.
Aun cuando la película no había sido vista, Bouchareb fue acusado de negacionista y antifrancés por este trabajo, que voces de la ultraderecha consideran daña la imagen de Francia. En Hors la loi, sin embargo, expone las acciones de los independentistas así como las de las fuerzas del orden. "No hay animadversión contra Francia", subrayó Bouchareb, quien ya vivió una polémica menor en 2006 con Indigènes, sobre la participación de soldados de las colonias en la liberación de Francia en la Segunda Guerra Mundial.
Con espíritu de justicia
El cineasta dio las gracias además al director artístico de Cannes, Thierry Fremaux, por no ceder a las presiones a las que se vio sometido para no proyectar el largometraje en el certamen francés.
“No es una película contra nadie, está hecha con el mismo espíritu que iluminó Indigènes: la injusticia”, añadió el cineasta, que cuenta con los actores principales de su anterior trabajo: Jamel Debbouze, Roschdy Zem y Sami Bouajila. Todos recogieron entonces el premio a la mejor actuación masculina.
Para Bouchareb, "Francia no puede permitirse una situación desequilibrada con las ex colonias. Los historiadores, los políticos, el público, todos tienen que hacer su trabajo para que podamos pasar página con serenidad. Ha habido demasiada violencia en el pasado y no vamos a repetir eso hoy día, fuera de la pantalla", agregó.
El conflicto armado llegó a las pantallas del Festival de Cannes con La princesse de Montpensier, del francés Bertand Tavernier, la película de Chad Un Homme qui crie y siguió como elemento de la trama en Des hommes et de Dieux y Fair Game. Hoy regresó de nuevo a la pantalla con Bouchareb y Route Irish, en la que el director británico Ken Loach denuncia la impunidad de los soldados privados que actuaron en Irak tras la invasión de Estados Unidos en 2003.
Loach, acompañado de su inseparable guionista Paul Laverty, denunció "el monstruoso crimen" contra el pueblo iraquí que se ha cometido con la guerra por "pura avaricia".
El director británico, quien se sumó en el último momento a la competición, no ha recibido los elogios de sus anteriores películas Looking for Eric o The Wind That Shakes The Barley, que alzó la Palma de Oro en 2006. Route Irish, nombre de la carretera que va de Bagdad al aeropuerto de la capital iraquí, no consigue en su conjunto tener la fuerza de otras películas de Loach que tanto emocionaron.
Para el cineasta, la espiral de violencia que puso en marcha la guerra no tiene fin. "La venganza trae más venganza", añadió.
No hay que olvidar, dijo, que las víctimas principales del conflicto son los iraquíes. "Me molesta caundo las películas estadunidenses muestran a los soldados (de Estados Unidos) como las víctimas", lamentó.
La tercera película presentada hoy a concurso, la tailandesa Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives, de Apichatpong Weerasethakul, ha sido la única que no está relacionada temáticamente con la guerra, pero el cineasta casi no llega a Cannes debido al conflicto en Bangkok.
"Casi no llego, porque mi pasaporte estaba en el centro de la ciudad y era demasiado peligroso ir por él. Antes de salir se veía cómo salía humo de las calles. Tenía la impresión de estar en una película", añadió.
"Es la situación de violencia más extrema que hemos tenido en nuestra historia", añadió Weerasethakul, para quien hay una brecha tan grande entre ricos y pobres en su país que algo así tenía que suceder.
"Espero que estos acontecimientos concluyan uniendo al país", dijo.
El director tailandés, quien ya obtuvo el premio especial del jurado en Cannes con Tropical Malady, trajo hasta el certamen francés una de las propuestas más arriesgadas en términos artísticos, que ha sido elogiada ante todo por la crítica más cinéfila.
La película se centra en un hombre que se está muriendo y viaja al norte de Tailandia, la región donde nació. Allí se le aparecen los fantasmas de sus familiares ya fallecidos.
jueves, 20 de mayo de 2010
Breve comentario sobre el estreno en Madrid del documental de Oliver Stone, South of border
Por J.M. Álvarez
El pasado martes tuvimos la oportunidad de asistir en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, al estreno mundial del documental de Oliver Stone South of border (Al sur de la frontera). Oliver Stone, que no pudo estar presente, envió un saludo a todos los allí congregados. El documental se exhibirá a finales de este mes en Venezuela y Ecuador, y a primeros de junio en Bolivia. Nosotros hemos tenido el placer de verlo ya.
Acudieron los presidentes de Bolivia, Paraguay, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas y el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez. El acto fue presentado por Temir Porras, ministro para Europa de la Republica Bolivariana de Venezuela. También estuvo el primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, que agradeció el apoyo prestado a su país por Cuba y Venezuela. La ausencia de Hugo Chávez fue saludada con gritos de ¡Uh, ah, Chávez no se va! y también se coreó ¡Uribe fascista y narcoterrorista! en señal de rechazo al pequeño dictador colombiano, próximo a ser arrojado a la basura por sus “amigos” estadounidenses.
Evo Morales ha denunciado, en varias ocasiones, que los inmigrantes no van a Europa a saquear recursos de nadie, aludiendo al capitalismo depredador. En el Palacio de Congresos volvió a tener un recuerdo para los bolivianos que residen en España y repitió que el capitalismo es un sistema bárbaro que está destruyendo la humanidad. Por esas razones, algunos medios españoles dicen que Evo tiene un discurso subversivo. Subversivo por ser anticapitalista… Tengámoslo en cuenta para el futuro mediato. Los burgueses muestran el camino: o blanco o negro. No hay otra.
Consideramos obligado citar un detalle del documental. El ex mandatario argentino Néstor Kichner le confesó a Oliver Stone que en uno de sus encuentros con George Bush, éste le manifestó que Estados Unidos tiene la necesidad de crecer económicamente, y mantener su estatus, generando guerras. Es de agradecer que Kichner, nada sospechoso de agitador, manifieste públicamente las intenciones pasadas y futuras de Washington. Eso mismo es lo que los revolucionarios llevan denunciando desde tiempo inmemorial. En consecuencia, los ilusos tendrán que tomar partido por los pueblos o por el imperialismo criminal.
El pasado martes tuvimos la oportunidad de asistir en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, al estreno mundial del documental de Oliver Stone South of border (Al sur de la frontera). Oliver Stone, que no pudo estar presente, envió un saludo a todos los allí congregados. El documental se exhibirá a finales de este mes en Venezuela y Ecuador, y a primeros de junio en Bolivia. Nosotros hemos tenido el placer de verlo ya.
Acudieron los presidentes de Bolivia, Paraguay, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas y el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez. El acto fue presentado por Temir Porras, ministro para Europa de la Republica Bolivariana de Venezuela. También estuvo el primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, que agradeció el apoyo prestado a su país por Cuba y Venezuela. La ausencia de Hugo Chávez fue saludada con gritos de ¡Uh, ah, Chávez no se va! y también se coreó ¡Uribe fascista y narcoterrorista! en señal de rechazo al pequeño dictador colombiano, próximo a ser arrojado a la basura por sus “amigos” estadounidenses.
Evo Morales ha denunciado, en varias ocasiones, que los inmigrantes no van a Europa a saquear recursos de nadie, aludiendo al capitalismo depredador. En el Palacio de Congresos volvió a tener un recuerdo para los bolivianos que residen en España y repitió que el capitalismo es un sistema bárbaro que está destruyendo la humanidad. Por esas razones, algunos medios españoles dicen que Evo tiene un discurso subversivo. Subversivo por ser anticapitalista… Tengámoslo en cuenta para el futuro mediato. Los burgueses muestran el camino: o blanco o negro. No hay otra.
Consideramos obligado citar un detalle del documental. El ex mandatario argentino Néstor Kichner le confesó a Oliver Stone que en uno de sus encuentros con George Bush, éste le manifestó que Estados Unidos tiene la necesidad de crecer económicamente, y mantener su estatus, generando guerras. Es de agradecer que Kichner, nada sospechoso de agitador, manifieste públicamente las intenciones pasadas y futuras de Washington. Eso mismo es lo que los revolucionarios llevan denunciando desde tiempo inmemorial. En consecuencia, los ilusos tendrán que tomar partido por los pueblos o por el imperialismo criminal.
sábado, 15 de mayo de 2010
La lengua de las mariposas
A los maestros, en su día
Situada en 1936, Don Gregorio enseñará a Moncho con dedicación y paciencia toda su sabiduría en cuanto a los conocimientos, la literatura, la naturaleza, y hasta las mujeres. Pero el trasfondo de la amenaza política subsistirá siempre, especialmente cuando Don Gregorio es atacado por ser considerado un enemigo del régimen fascista. Así se irá abriendo entre estos dos amigos una brecha, traída por la fuerza del contexto que los rodea. La política y la guerra se interponen entre las personas y desembocan, indefectiblemente, en la tragedia.
¿Cómo recobrar después de esto, la inocencia? Parece ser la pregunta de José Luís Cuerda, cuando Don Gregorio, al contrario del padre de Moncho, opte por sí mismo y por sus ideales, aunque esta opción signifique la muerte. Dura y con un dramático final, La lengua de las mariposas explora el nacimiento de una vida a los horrores de una guerra.
El contexto histórico de La lengua de las mariposas
La película trata de muchos temas: de la amistad, la escuela, la infancia, la iniciación a la vida, pero también del miedo, del terror, de las miserias de la condición humana… Habla también de la historia. Los acontecimientos históricos que están detrás de La lengua de las mariposas determinan claramente la vida de los personajes, tal y como queda claro al final. Durante toda la cinta se observa un aire de nostalgia por la libertad, la esperanza y el cambio social que supuso la Segunda República española, («Gracias a la República podemos votar las mujeres», dice la madre de Moncho) y una denuncia de la bestialidad irracional de los que la derrocaron.
El golpe de estado de julio de 1936 lo urdió un sector importante del ejército (los generales Franco, Mola, Sanjurjo, Goded...), inspirado y financiado por las clases poderosas del estado, los terratenientes y la alta burguesía, que abandonaron la vía legal y parlamentaria para decantarse por las armas, el terror y la dictadura, que llevó a la muerte violenta a miles de personas partidarias de la República y de su proyecto modernizador.
El 18 de julio de 1936 el general Franco salió de Canarias al frente del ejército insurrecto (recordar al final de la película cuando se dice «¡Hay guerra en África!»), mientras Mola declaraba el estado de guerra y ocupaba Pamplona. Paralelamente, Queipo de Llano se apoderaba de Sevilla y extendía la rebelión por Andalucía, provocando la inmediata represión contra las personas progresistas).
Situada en 1936, Don Gregorio enseñará a Moncho con dedicación y paciencia toda su sabiduría en cuanto a los conocimientos, la literatura, la naturaleza, y hasta las mujeres. Pero el trasfondo de la amenaza política subsistirá siempre, especialmente cuando Don Gregorio es atacado por ser considerado un enemigo del régimen fascista. Así se irá abriendo entre estos dos amigos una brecha, traída por la fuerza del contexto que los rodea. La política y la guerra se interponen entre las personas y desembocan, indefectiblemente, en la tragedia.
¿Cómo recobrar después de esto, la inocencia? Parece ser la pregunta de José Luís Cuerda, cuando Don Gregorio, al contrario del padre de Moncho, opte por sí mismo y por sus ideales, aunque esta opción signifique la muerte. Dura y con un dramático final, La lengua de las mariposas explora el nacimiento de una vida a los horrores de una guerra.
El contexto histórico de La lengua de las mariposas
La película trata de muchos temas: de la amistad, la escuela, la infancia, la iniciación a la vida, pero también del miedo, del terror, de las miserias de la condición humana… Habla también de la historia. Los acontecimientos históricos que están detrás de La lengua de las mariposas determinan claramente la vida de los personajes, tal y como queda claro al final. Durante toda la cinta se observa un aire de nostalgia por la libertad, la esperanza y el cambio social que supuso la Segunda República española, («Gracias a la República podemos votar las mujeres», dice la madre de Moncho) y una denuncia de la bestialidad irracional de los que la derrocaron.
El golpe de estado de julio de 1936 lo urdió un sector importante del ejército (los generales Franco, Mola, Sanjurjo, Goded...), inspirado y financiado por las clases poderosas del estado, los terratenientes y la alta burguesía, que abandonaron la vía legal y parlamentaria para decantarse por las armas, el terror y la dictadura, que llevó a la muerte violenta a miles de personas partidarias de la República y de su proyecto modernizador.
El 18 de julio de 1936 el general Franco salió de Canarias al frente del ejército insurrecto (recordar al final de la película cuando se dice «¡Hay guerra en África!»), mientras Mola declaraba el estado de guerra y ocupaba Pamplona. Paralelamente, Queipo de Llano se apoderaba de Sevilla y extendía la rebelión por Andalucía, provocando la inmediata represión contra las personas progresistas).
sábado, 8 de mayo de 2010
Novecento: lucha de clases en Italia
Escena que simboliza el nacimiento del Partido Comunista en 1921.
Novecento se desarrolla en la Italia en las primeras décadas del siglo XX. La cinta aborda temas como la explotación, la acogida del comunismo por parte de los proletarios explotados, la Primera Guerra Mundial y el surgimiento del fascismo, de la mano de los grandes capitalistas y terratenientes.
En la película se cuenta además la historia de Olmo, un humilde trabajador de una hacienda y Alfredo, nieto del patrón de la misma, quienes entablarán una estrecha amistad a pesar de sus diferencias, la cual se verá afectada por las circunstancias de una sociedad convulsionada y en plena guerra.
El filme, realizado en 1976, está protagonizado por Robert de Niro (Alfredo) y Gérard Depardieu (Olmo), y cuenta con la música del galardonado Ennio Morricone.
sábado, 1 de mayo de 2010
Tiempos modernos
Charlotte trabaja en una fábrica apretando tornillos en una cinta sin fin. Un día tiene un ataque nervioso producto del estrés de su trabajo, comienza a apretar narices en vez de tornillos y termina creando el caos antes de que puedan reducirle y echarle a la calle. Una vez recuperado, es encarcelado acusado injustamente de encabezar unos tumultos callejeros. Tras su estancia en prisión, se encuentra con que la vida en la calle es bastante difícil. Antes recibe una carta especial en cuestiones comunitariamente laborales (trabajos comunitarios), pero después de unos empleos fallidos (debido a su torpeza), intenta que lo vuelvan a encerrar echándose la culpa de un robo de un trozo de pan cometido por una huérfana que tenía mucha hambre, ambos se conocen en una patrulla de policía, y luego se escapan arriesgadamente pero con éxito, y desde entonces los dos acaban buscándose la vida juntos, con el sueño de tener una bonita casa. Primero el vagabundo empieza a trabajar como empleado nocturno (sustituto) en un centro comercial, pero es despedido por quedarse dormido en un montón de ropa. Luego, el vagabundo vuelve a trabajar en la fábrica como ayudante del mecánico. Pero la fábrica cierra a causa de una huelga y de nuevo el protagonista es detenido acusado injustamente de haber atacado sin querer y por torpeza a un policía durante los disturbios (al cual le tiró un ladrillo pisando una tabla). Al salir de la cárcel, se encuentra con que la huérfana ha encontrado trabajo en un café en el que los camareros cantan y le promete buscarle trabajo también a él. Charlote)es un camarero malísimo pero, al mismo tiempo, divierte mucho a los clientes cuando le llega la hora de cantar, así que parece que han encontrado un empleo estable. Pero llegan los encargados del orfanato e intentan llevarse a la chica tras ser buscada por vagancia. Los dos consiguen escapar. En la secuencia final, ambos caminan por un camino desolado. La chica comienza a llorar, pero el vagabundo la anima a no perder la esperanza y la sonrisa. Se alejan juntos hacia el horizonte, buscando su buen futuro que tanto sueñan, sin rendirse, tomados de la mano (Como en todas las anteriores películas de Chaplin solo que esta vez acompañado).
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