sábado, 27 de marzo de 2010

Enemigo al acecho (Enemy At The Gates)

Sobre la batalla de Stalingrado



Por Nelson Dávila Acosta

Rebelión

Durante la batalla de Stalingrado (hasta 1925, se llamaba Volgogrado); en la que se luchó cuerpo a cuerpo, metro a metro, cuarto por cuarto y sumando muertos soviéticos y nazis, se alcanzó a contar algo mas de dos millones de cadáveres.

La carnicería fue bestial, todo tipo de armas fue usada, de la ciudad, desaparecieron perros, gatos y ratas, todo lo que se movía servía de alimento.

En Stalingrado, se jugó el destino de la Unión Soviética y de la humanidad, los alemanes volcaron todos sus recursos para atacar a esa ciudad, es que la segunda guerra mundial, no fue una guerra contra los judíos y otras minorías nacionales, como se nos quiere hacer creer, fue realmente una guerra anti comunista, el plan Barba roja, aplicado contra los pueblos de la URSS comenzó el 1 de junio de 1941, a su paso, por Polonia, Ucrania y Bielorrusia, los nazis enfrentaron con extrema dureza a los guerrilleros, a los radicales, a los comunistas sobretodo, mientras tanto en los territorios europeos occidentales ya ocupados por los fascistas, estos asesinaron a millones de combatientes: a los maquis en Francia, a los guerrilleros de todo color político en España, Italia, Grecia, etc.

Consideremos: al final de la guerra se contabilizaron 6 millones de muertos judíos (la mayor parte por razones religiosas, en los hornos crematorios, por los fascistas alemanes), 20 millones de soviéticos, y totalizando las diversas nacionalidades europeas, se cree que la cifra total de muertos fue de 80 millones.

Enemigo al Acecho

En medio de semejante escenario, aparece la figura de un joven campesino (Jude Law), quien habiendo sido en su campo natal un magnifico cazador de conejos, ahora aquella experiencia, le servirá en el campo de batalla: su misión: matar generales, comandantes, coroneles, con su magnifica puntería y empuñando un fusil, lo logra con relativa facilidad, lo que determinará que el alto mando alemán, haga llegar hasta la sitiada ciudad, a un increíble francotirador germano, armado a su vez con un fusil alemán de alta precisión, Richard Harris, nos demuestra una vez más sus capacidades actorales, y la persecución al francotirador ruso se torna implacable, una y otra vez los dos estarán a tiro de cañón, pero por algún detalle, se complica matar al otro.

Rachel Weiz, (Tania) es la belleza rusa, inteligente e instruida, que se enamora perdidamente del campesino ruso, por sus cualidades, por su sencillez y es ella la que dará el toque de ternura a la película.

El alemán, desesperado, pierde el control de si mismo, se descuida y queda a boca de jarro del fusil soviético, el cual será disparado con total precisión y sin piedad.

Aun faltan dos largos años, hasta que la bandera roja con la hoz y el martillo ondee sobre el Reichstag, en pleno centro de Berlín, pero Stalingrado fue el principio del fin para los criminales nazis.

sábado, 20 de marzo de 2010

Hollywood, o cómo quedarse para siempre en Irak

“The Hurt Locker” arrasó con los Oscar, ganó a la ¿favorita? Avatar y por primera vez una mujer, Kathryn Bigelow, se lleva el muñequito dorado como mejor directora. Es noticia, claro. Como Obama, el primer negro que llegó a la presidencia de los Estados Unidos. ¿Vientos de cambio? No, que va.


Por Marcos Salgado
Digital question

“The Hurt Locker” no tiene traducción clara al español, idioma en el que se conocerá como “En Tierra Hostil”, “Zona de Miedo” o “Vivir al límite”. O bien, podría haber sido “El muchachito bueno y temerario que es adicto a la guerra”, o mejor: “Menos mal que estamos nosotros, los marines, acá en esta ciudad tan fea y violenta”.

La ciudad fea y violenta es Bagdad. El muchachito es el sargento de primera clase de la Armada de Estados Unidos William James (Jeremy Renner), un temerario especialista en desarmar bombas.

Lo vemos una y otra vez, lidiando con artefactos chiquitos y grandes, ora en un suburbio de Bagdad, ora frente a oficinas de las Naciones Unidas… en la segunda mitad del filme (dura algo más de dos horas) se adentra por su cuenta a las calles oscuras para investigar a los terroristas que arman bombas. También, en una mala tarde, sostiene un duelo de francotiradores en las afueras de la ciudad fea y violenta… así acaba su rotación, y vuelve a casa.

“Los terroristas estacionan un camión en un mercado, regalan caramelos… y explota”, le cuenta a su mujer Connie (Evangeline Lilly, la Kate de Lost) una tarde de lluvia en su bella casa: “Necesitan más técnicos en bombas”, explica nuestro héroe. Y vuelve, claro, a la ciudad fea y caliente y violenta. Fin. Aplausos. Mejor película, mejor dirección, mejor guión original, y otros tres muñequitos más… ahora, a distribuirla en América Latina. Los hombrecitos dorados atraen como nada en los afiches de los cines. Más millones garantizados. Más propaganda de guerra.

Más allá de sus cualidades técnicas y narrativas, cuestión que no compete abordar aquí, “The Hurt Locker” es, esencialmente, propaganda de guerra. De una guerra de ocupación que ya lleva siete años y donde murieron, según cálculos muy conservadores, al menos 100.000 civiles (1), otros, indican que esa cifra supera el millón de personas (2). El detalle de las bajas estadounidenses es más puntilloso: 4.698, hasta ayer (3).

Sin embargo, en la gran ganadora de los Oscar nuestros héroes jamás disparan sus fusiles si no están seguros de que el civil que tienen enfrente representa una amenaza. Se ponen nerviosos, sí. Hasta tienen miedo, pero no disparan. ¿Quién mató entonces a tantos civiles en Iraq? Nuestros héroes, seguro que no.

Por el contrario, allí vemos cómo los marines ayudan a mujeres a salir de zonas peligrosas, a coroneles estadounidenses conversando amablemente con ciudadanos iraquíes, al sargento James desesperado porque no puede quitar un corsé de explosivos a un civil al que los malos, los terroristas, obligaron a convertirse en hombre bomba.

En “The Hurt Locker” puede verse, también, a un grupo de “contratistas” británicos asesinando a dos detenidos (valen 250.000 libras, vivos o muertos). Eso sí, antes nos aclararon que los dos detenidos son dos terroristas muy buscados y una escena más adelante, el sicario muere también. ¿Justicia divina?

Como sea, en esta guerra de Hollywood los ciudadanos de bien podemos sentirnos tranquilos. Mueren los terroristas, pero también sus matadores poco ortodoxos.

Nuestros héroes desean fumar marihuana, pero no la consumen, sólo alcohol. Desean irse de putas, pero no van. Desean ser buenos soldados, pero no saben si lo han logrado. Eso sí, en esta guerra de Hollywood, nadie se pregunta qué hacen nuestro héroes tan lejos de Kentucky o Minnesota.

En “The Hurt Locker” los civiles iraquíes, ésos que ya han muerto por centenares de miles, son hostiles, pero no mucho. En un pasaje del filme, nuestros héroes viajan en un vehículo blindado mientras unos niños les arrojan piedras, el plano siguiente es una subjetiva desde dentro del vehículo, ahí podemos ver las caras de los querubines, están sonriendo. En la guerra de Hollywood los niños no sufren ni repudian, ni mueren, juegan.

Mientras, los marines desarman bombas. Y es que en Iraq son tan necesarios como en la Haití post terremoto, en la Colombia del “narcoterrorismo” o en el Afganistán del inasible Osama. Y para los que tengan dudas de la necesidad que tenemos de que los marines sean la policía internacional, están Hollywood y la primera directora ganadora de un Oscar, y el primer presidente negro, galardonado con el menos glamoroso pero siempre efectivo Premio Nobel de la Paz.

¿Qué sigue en Hollywood? ¿Un filme sobre Yemen? ¿O sobre Venezuela? Ése ya está listo, el protagonista es Sylvester Stallone y se estrena en agosto.

Notas:

(1) iraqbodycount.org
(2) justforeignpolicy.org/iraq
(3) icasualties.org

viernes, 12 de marzo de 2010

Libertarias



En los primeros días de la Guerra Civil Española una joven monja que huye de su convento, conoce casualmente a un grupo de milicianas anarquistas de la organización feminista del movimiento libertario español llamada Mujeres Libres. Las acompañará al frente del Ebro cerca de Zaragoza, donde vivirá los rigores de la guerra (1936-1939).

lunes, 8 de marzo de 2010

Las mujeres de la resistencia: «Espías en la sombra»

Aquellos que piensen que ya está todo contado sobre la II Guerra Mundial se equivocan, ya que faltaba una película dedicada a recoger la poco conocida participación de las mujeres en la resistencia. Jean-Paul Salomé mezcla espionaje y acción bélica para narrar las aventuras de un comando femenino que lidera en la ficción Sophie Marceau, quien aprovecha su imagen previa como chica Bond para resultar creíble en su caracterización de experta tiradora.



Por Mikel Insausti
Gara

La mala costumbre que tienen los distribuidores de cambiar el título de las películas a veces resulta imperdonable, como en esta ocasión, en que el femmes del original, en lugar de ser traducido por «mujeres», ha sido reemplazado por «espías», palabra con un género indeterminado. Supone un error de bulto, puesto que lo que destaca «Les femmes de l'ombre» es, precisamente, la participación de las mujeres en la resistencia. El tema ha sido estudiado por el cineasta Jean-Paul Salomé, con la colaboración del historiador Olivier Wierviorka, quien ha aportado una importante documentación al guión finalmente escrito entre Salomé y Laurent Vachaud. Con datos en la mano han ilustrado la verdadera gestación de un comando femenino, reclutado en el estado francés durante la II Guerra Mundial por los servicios secretos ingleses para apoyar el desembarco aliado en las costas de Normandía el famoso Día D.

En la película esa base histórica contribuye a un relato de acción bélica que vendría a ser el equivalente femenino de «Doce del patíbulo», configurando un tipo de sugerente ficción que para si hubiera querido Tarantino en su empeño de buscar variantes al clásico de Robert Aldrich.

No parece descabellado que Jean-Paul Salomé, conocido por su toque europeo para el cine de género con «La máscara del faraón» o «Arsène Lupin», haya confiado el protagonismo a una chica Bond. Con semejante precedente Sophie Marceau resulta perfectamente creíble en su rol de mujer de acción, como una experta tiradora que ha perdido a su marido bajo la ocupación y desea contribuir a la derrota del enemigo nazi. Ella es la líder de un grupo especial formado por cinco mujeres, que se completa con Julie Depardieu, Deborah François, Marie Gillain y Maya Sansa.

Un homenaje del director a las heroínas de verdad de la II Guerra Mundial

Jean Paul Salomé cuenta cómo la idea de hacer la película le vino cuando leía en Londres el «Times» y vio la esquela de una heroína de la II Guerra Mundial que moría a los 98 años. La documentación le descubrió el papel una cincuentena de mujeres que se apuntaron al grupo OSE para ser agentes de la Inteligencia Británica y miembros de la Resistencia. Cuando llegó la liberación del Estado francés, de Gaulle obvió el papel de estas mujeres. «Decidí corregir esta injusticia dándole el protagonismo a las mujeres que lucharon en la sombra para derrotar a los nazis», devela el director.