martes, 2 de octubre de 2012

Sean Penn se viste de rockero para vengar a su padre


La versatilidad de Sean Penn hace rato que dejó de sorprender a todos. Haciendo gala de su magna capacidad interpretativa, el actor regresa en el filme de Paolo Sorrentino, “The must be the place”, donde interpreta a un singular personaje que busca reencontrarse y solucionar dramas de su pasado.

"Cheyenne" (Penn) es una antigua estrella de rock. Vive en Dublín de los derechos de autor y, a pesar de su edad, conserva una imagen gótica. Tras la muerte de su padre, con quien no mantenía relación alguna, se traslada a Nueva York y descubre que su progenitor vivía con una obsesión: vengarse de una humillación.

"Cheyenne", personaje que parece una fusión entre Robert Smith de The Cure y Ozzy Osbourne, decide cumplir ese deseo de venganza, pero, para ello, tendrá que emprender un viaje a través de América y buscar al alemán que torturó a su padre en el campo de concentración nazi de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial.

“La idea era hacer un filme sencillo y lineal sobre un asunto también sencillo con el trasfondo de un tema de una enorme dificultad”, explicó el realizador Paolo Sorrentino en una rueda de prensa realizada en Milán.

En la cinta, que se estrena el 2 de noviembre en Estados Unidos, el personaje de Sean Penn se lleva toda la carga dramática de la historia al representar la soledad y el deseo de reencontrar el gusto por la vida. "Cheyenne" expele una profundidad sentimental muy rica en contraposición a su apariencia física. Ese juego de emociones es lo mejor logrado del filme.

“This must be the place”, que además cuenta con la participación de la actriz Frances McDormand y Eve Hewson, la hija de 19 años del líder de U2, Bono, tiene un presupuesto de 28 millones de dólares. “Es una historia europea que se mueve sobre tres andenes. De una parte lo íntimo, por otra, la búsqueda de la paz contra el horror nazi y, luego, la ironía de una comedia”, aseguró Sorrentino.

Terra