lunes, 26 de abril de 2010

En el Bicentenario: Miranda regresa

“Miranda” es una de las películas, recientemente, más taquilleras en Venezuela, describe la vida y obra de Francisco Miranda, personaje clave de los acontecimientos históricos del Bicentenario.



Produccion venezolana de la Fundacion Villa del Cine, dirigida por Luis Alberto Lamata.

Prsentación en Bogotá:

Sala Oriol Rangel, Planetario Distrital. Martes 27 de abril, 6:00 pm, con la presentación y contexto del señor Embajador de Venezuela en Colombia: Gustavo Márquez Marín.

jueves, 22 de abril de 2010

Cine mexicano recrea debacle financiera de 1994

Por Emilio Godoy
IPS

Valente, un ranchero mexicano, no puede pagar la hipoteca sobre su propiedad, por lo cual decide asaltar un banco. El atraco provoca que Dagoberto, director de la policía local y su amigo desde la infancia, lo persiga y desate un conflicto.

Esa es la línea argumental de la película "Crepúsculo rojo", a estrenarse este viernes en los cines mexicanos bajo la dirección de Carlos González, que aborda desde la ficción la crisis financiera de 1994, un tema aún pegado a la piel de este país norteamericano.

"Todas mis películas son de corte social. Nos propusimos contar una historia sobre la crisis en el norte del país, sobre cómo ésta destrozó amistades y familias", dijo a IPS González, guionista, actor, productor y director de cine y televisión, nacido en 1945 en la ciudad de Monterrey, estado de Nuevo León, a 933 kilómetros de la capital mexicana.

lunes, 19 de abril de 2010

Festival de Cine Pobre en Cuba arranca con 160 obras de 30 países

Las muestras en concurso competirán en siete géneros: ficción, cortos, documentales, obras experimentales y videoarte, guiones inéditos y proyectos en maquetas.

Por Telesur

Este lunes, en la localidad cubana de Gibara (noreste), comienza el VIII Festival Internacional de Cine Pobre, en la que competirán un total 160 obras de 30 países, entre ellos Estados Unidos, Brasil, Colombia y Chile.

"Mañana (lunes) arrancamos con un festival muy potente, con la mejor calidad de proyecciones, con cinco exposiciones de artes plásticas, conciertos. Va a ser un festival muy intenso", el cual concluirá el sábado, declaró el director Sergio Benvenuto a la televisión local.

Destacó que la octava edición del Festival coincide con un momento de desarrollo de la tecnología digital, lo que permite hacer cine de bajo costo y explica la alta cifra de participantes en la cita anual.

En el apartado de largometrajes, el más importante del Festival, anunció El premio flaco, de Juan Carlos Cremata (Cuba); Nunca había sido tan feliz, de Alexander Adolph (Alemania); El vuelco del cangrejo, de Oscar Ruíz (Colombia-Francia) y Karaoke, de Chris Chan (Malasia).

Entre las 12 personalidades que conforman el jurado se encuentran el escritor Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura y el actor francés Fran ois Dunoyer, intérprete del personaje de Victor Hugues en la versión homónima que Solás hiciera en 1992 de la novela El Siglo de las luces, de Alejo Carpentier.

Lisset Miranda, especialista en promoción del Centro Provincial del Cine, comentó que además del visionaje de las obras en concursos se exhibirán muestras institucionales paralelas provenientes de eventos como el chileno 1000 Metros Bajo Tierra y el Internacional de Videoarte, de Camagüey.

El Festival del Cine Pobre, creado en abril de 2003 por el reconocido director cubano Humberto Solás, dedicará sus jornadas al editor Nelson Rodríguez, Premio Nacional de Cine 2007, y contará con subsedes en casi todas las provincias orientales de la isla y otra en ciudad de La Habana.

lunes, 12 de abril de 2010

El viento que acaricia el prado



“El viento que acaricia el prado” es la película ganadora del premio Palma de Oro del Festival de Cannes 2006 que trata sobre la Irlanda de la década de 1920 y los orígenes del conflicto anglo-irlandés. Cuenta la historia de dos hermanos campesinos que se unen al IRA para enfrentar a las tropas británicas que habían sido enviadas para apaciguar las intenciones independentistas de los irlandeses.

El filme causó polémica en la crítica. Su director, Ken Loach, es reconocido por su militancia política de izquierda y la denuncia de problemas sociales en sus trabajos.


La cinta toma su nombre de un verso de una canción irlandesa del siglo XIX cantada por los simpatizantes y miembros del IRA que reza The Wind That Shakes the Barley. Traduce literalmente “el viento que agita la cebada”.

Tiene como punto de referencia los acontecimientos ocurridos entre 1920 y 1923, momento crucial en que la resistencia irlandesa se opone al Tratado de Autonomía Anglo-Irlandés y se agudiza el conflicto.

lunes, 5 de abril de 2010

La equívoca apariencia de una tierra de nadie

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Por Roberto López Belloso
Periodista uruguayo

Nacida de una productora que ya había llevado a la macedonia Antes de la lluvia a las nominaciones para el Premio Oscar, y de un director que tenía sobre su hombro derecho trescientas horas de filmación en el propio frente de batalla, No man’s land revitalizó el interés de la opinión pública internacional sobre el conflicto balcánico, adormecido por dos años y medio de alto al fuego que lo mantuvieron alejado de las primeras planas. Ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera, fue estrenada en Montevideo como El último día, aunque su título original signifique “tierra de nadie”.

No man’s land, que cuenta las desventuras de tres soldados que quedan atrapados en la misma trinchera del norte de Bosnia a pesar de pertenecer a bandos enemigos, tiene varios niveles de lectura. Puede mirarse sin saber nada del contexto balcánico, y en ese caso puede ser tomada como un alegato antibélico, o es posible ponerla en la perspectiva histórica del conflicto que hace menos de una década desintegró Yugoslavia, y entonces se descubre que la película elabora por lo menos dos discursos diferentes: uno hacia el espectador internacional, que fue el que en definitiva la llevó a ganar el Oscar, y otro hacia el espectador balcánico. Es en esta última dimensión en la que su director, Danis Tanovic, construye un producto valiente y sin concesiones. Con la apariencia de estar haciendo un filme “políticamente correcto”, Tanovic subvierte varios de los consensos que el discurso dominante del nacionalismo balcánico construyó en torno a la guerra de Bosnia. En No man’s land nada está elegido inocentemente. Ni el lugar donde transcurre, ni la nacionalidad de los personajes. Ni siquiera el hecho de que los cascos azules involucrados en la historia sean franceses.

La principal herejía de la película se sostiene en torno al personaje que en apariencia sería el menos cuestionable: Cicik, el bosnio. Tanovic comienza a insinuar su provocación desde una de las primeras imágenes, cuando se ve la insignia de la Armija en el hombro de uno de los soldados que avanzan en la niebla. Reafirma su intención a través de varias de las banderas que se ven durante los intercambios de disparos, y la deja meridianamente en claro cuando la periodista interpretada por Katrin Cartlidge sitúa la acción “en las inmediaciones de Tuzla”. Tanovic está dispuesto a contar la historia de la guerra de Bosnia incluyendo un punto de vista que no existe: el punto de vista de la Federación. Si en algo estaban de acuerdo los nacionalismos serbio, croata y bosnio-musulmán, era en que la Federación Bosnia era una ficción, a lo sumo una alianza militar circunstancial e indeseable.

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Formalmente la Federación unía a bosnio-musulmanes y bosnio-croatas en su lucha contra los serbios, pero en los hechos casi no existía. En la mayoría de los frentes de combate ambas fracciones de la Federación luchaban por su cuenta y en algunos sitios, como en la dividida ciudad de Mostar, peleaban entre sí. Todavía hoy, la Bosnia no serbia tiene dos ejércitos, dos sistemas de impuestos, y dos correos. Sin embargo, en Sarajevo y en Tuzla, sí existía la Federación; y junto a la Federación, la Armija, su improvisado ejército, que es al que pertenece Cicik. En la Armija incluso había serbios que peleaban junto con croatas y musulmanes para preservar una Bosnia-Herzegovina multiétnica. Hay un dato en la película que surge de un diálogo aparentemente menor entre Cicik y su enemigo Nino, que sitúa la duda razonable de si Cicik no será también él un serbio, ya que ambos conocen bien Banja Luka, ciudad poblada mayoritariamente por serbios. En todo caso sí está claro que Cicik no es un bosnio musulmán, ya que no hay ninguna referencia religiosa en la película, por lo que el personaje puede ser un croata o un bosnio laico, elemento que no le debe de haber traido pocos problemas a Tanovic en Sarajevo.

El que sí es serbio es el otro protagonista, Nino (interpretado, paradójicamente, por el croata Rene Bitorajac). Pero no es cualquier serbio. No es un serbio de la Serbia de Milosevic ni de la Krajina, que era la parte serbia de Croacia, sino que es un serbio de Banja Luka. Un serbobosnio del bando de Karadzic, cuyo arrugado retrato se observa en una de las trincheras. Un verdadero villano para la historia oficial de la guerra de Bosnia. Y para colmo de males, un villano que se sumó a su ejército como voluntario. A partir de ese dato, cualquier rasgo de humanidad que Tanovic se permita otorgar a su personaje, será una provocación. Y Tanovic se lo permite, ya que construye su drama de trinchera sin apelar al maniqueismo.

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Los dardos del director no se limitan a criticar lo irreconciliable y supuestamente caprichoso de los nacionalismos ex yugoslavos, sino que también apuntan a la comunidad internacional. En ese sentido, el banquillo de los acusados lo ocupan las fuerzas de paz de Naciones Unidas, como ya ocurriera en la Underground de Emir Kusturica. Los “pitufos”, como se les llama en el filme, parecen estar más preocupados por su seguridad y por las cámaras, que por cumplir la misión que les fue encomendada. Luego de oponer a un sargento francés con los mandos internacionales, el mensaje final que parece dar Tanovic –a través de una secuencia que no debe ser contada antes que el espectador vea la película- es que más allá de impulsos individuales, lo que falla es el propio concepto de misiones de paz pensadas en términos de neutralidad. Un punto de vista sin duda polémico, pero que reafirma la percepción de que No man’s land es mucho más que una simple comedia políticamente correcta sobre la irracionalidad de la guerra.

Publicado originalmente en Brecha en noviembre de 2002.